Capítulo 11

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Ahora mismo está diluviando en Barcelona, y no me gusta nada conducir con lluvia. Ya de normal me estresa que la gente no conduzca bien, pero es que cuando llueve es mil veces peor, porque la gente no sabe conducir.

Y mi humor está aún peor porque me he mojado bastante cuando he tenido que salir del portal de mi edificio cuando se me ha volado uno de los papeles que llevaba; y no tenía paraguas.

Por lo menos tampoco me he calado tanto, y ya tengo el pelo casi seco por completo, y la ropa totalmente.

Ahora mismo estoy yendo a casa de Gavi, porque tenemos la última sesión de esta semana. Hemos dejado todo el fin de semana libre porque mañana es el entrenamiento de puertas abiertas, y el domingo el Barça juega en casa, en Barcelona, y Gavi quiere ir. Y también para que pueda descansar y que su rodilla no se sobrecargue demasiado; ya que eso es bastante necesario, sobre todo después de tres días seguidos de fisioterapia bastante intensa.

Aunque bueno, tampoco estoy tan enfadada con el mundo porque pensar en todo lo que avancé ayer en mi relación con Gavi me pone feliz. No es que seamos mejores amigos ni nada, claro está; pero sí que le conozco aún mejor después de haber estado toda la tarde con él, hablando de un millón de cosas diferentes.

Pero bueno, también me pone feliz el hecho de que le voy a echar la bronca a Gavi en cuanto le vea; porque el muy idiota me ha llamado a las tres de la mañana, y me ha despertado. Pero cuando iba a coger la llamada, justo se ha cortado, y sinceramente, no se la he devuelto; porque me dijo que me iba a hacer esto solo para molestarme. Y justo cuando estaba dejando el móvil otra vez, me llegó un mensaje de Gavi.

G: Q buena psicóloga... 

Te llamo a las tres de la mañana y ni me lo coges...

L: Gavi te juro q te mato

G: Tú me dijiste que te llamara 

L: Pero hay horas y horas para llamar

     Así q adiós, hasta mañana

G: Hasta mañana pesada

L: Pesado tú, q ha sido el q me ha llamado

Después de mandar ese mensaje dejé el móvil en la mesilla de noche, y me volví a dormir; y por lo menos no me ha vuelto a llamar en toda la noche. 

Por fin llego a casa de Gavi, y aparco el coche donde los otros. Me quedo unos segundos calculando bien como llegar a la puerta sin acabar empapada, porque está diluviando muchísimo en estos instantes, pero mucho mucho, y no quiero mojarme aún más de lo que ya lo estoy.

Cuando por fin voy a bajarme del coche estiro la mano para coger mi bolso y la carpeta con los papeles, pero cierro los ojos al darme cuenta de que lo he metido en el maletero. Soy imbécil; ahora me voy a mojar muchísimo.

Bueno, cuanto más rápido lo haga, menos mojada voy a terminar; así que abro la puerta y voy lo más rápido que puedo hasta el maletero. Cuando lo intento abrir, me doy cuenta de que está bloqueado, así que tengo que ir otra vez hasta mi puerta para desbloquearlo. Al final, cuando ya he cogido las cosas, me dirijo hacia la puerta de la casa; pero ya me da igual seguir mojándome, porque ya estoy calada hasta los huesos, y ya no puede empeorar.

Sinceramente, nunca había visto llover tanto aquí en Barcelona, y menos en tan poco tiempo.

Cuando llamo al timbre Gavi tarda poco en abrirme la puerta, y lo primero que hace es darme un repaso con la mirada y empezar a reírse.

-Eres un idiota- murmuro y entro a su casa empujándole

-Creo que estás un poco mojada- se ríe, y le fulmino con la mirada- Hay un poco de ti en el agua

Un paso másWhere stories live. Discover now