Lisa y yo seguimos teniendo nuestros encuentros, disfrutábamos del sexo cada noche, y no me cansaba de hacerle el amor, Lisa se estaba convirtiendo en una adicción , me encantaba pasar mucho tiempo entre las piernas de Lisa, disfrutando del aroma y el sabor de su vagina, me encantaba beber de sus orgasmos y mieles de pasión, de disfrutar sus senos en mi boca y escuchar sus gemidos eróticos.
Luego de la pasión yo la abrazaba por la espalda y dormíamos juntos. En ocasiones cuando estábamos así, ella me contaba sus cosas, incluso secretos bastantes íntimos.
Había un secreto que me confesó Lisa, el cual me contó que cuando era una adolescente se había obsesionado con su padre después del divorcio con su madre, y que en ocasiones soñaba dormír con el y que le acariciace la vagina.
En ocasiones Lisa en sus juegos me hacía pasar por el, nos acostabamos y mis manos de introducian bajo sus bragas acariciando sutilmente sus labios intimos. Lisa gemia de placer con aquellos juegos y llegaba al orgasmo bastante rápido.
Lisa sin duda fue de esas amantes bastantes apasionadas, una amante inolvidable.
