Capítulo 07: Sin Pizca de Moral

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🩸Isabell🩸




~30/01/2110~




Mi piel hormiguea en el momento en que termino de quitarme la blusa, pero no dejo que algún sentimiento absurdo me domine y continuo con el pantalón.

—Isabell —me congelo cuando escucho que me llama y me enderezo, sabiendo que solo llevo las bragas.

—¿Quieres que voltee? —pregunto acomodando mi cabello y en vez de recibir una respuesta, siento sus dedos rozar un poco la piel de mi cintura.

—Espérame en la ducha ¿Sí? —asiento, y una corriente envuelve mi cuerpo cuando siento algo duro frotarse contra mi trasero.

Decido hacer caso a lo que me dijo Cass y para poder lograr que el calor que siento merme un poco, decido, abrir la ducha para que el agua caiga sobre mí.

—¿Qué haces? —me sobresalto al escucharlo y el pequeño chapoteo que ocasionan sus pisadas me indican que ya está detrás de mí —. ¿Tienes calor?

—¿Por qué tu voz suena distinta? —pregunto cuando lo noto y me relajo cuando siento su tacto en mi cuerpo —. Están calientes.

—Y tu mojada —jadeo por su comentario —, por el agua —añade y eso me hace reír.

Sin avisarle, giro y poso mis manos en su pecho, alterándolo un poco.

—¿Me besas? —murmuro, con unas ganas inmensas de sentir su boca y no debo repetírselo, ya que, en segundos, siento lo que deseo.

Mi boca se abre, dándole esa señal que necesita para intensificar la acción y gimo en el momento que me pega a su cuerpo. Sin embargo, enseguida me llevo una sorpresa al darme cuenta de que lleva su bóxer puesto.

Disfruto del beso, el tiempo que dura y me separo para cerrar la llave.

—Quítate eso.

—Luego —me acerca a su boca por segunda vez, con la misma intensidad, pero yo me separo.

—Que te lo quites —repito, respirando, agitada.

—Tú llevas tus bragas —contraataca.

—Ah, ¿O sea que ese es el problema? —llevo mis manos a los laterales de la prenda —. Bien, yo me las puedo quitar.

Lo hago y la tela termina hecha un bulto cerca de mis pies, me inclino para tomarlas y las dejo en uno de los ganchos para que queden a la vista.

—Te quitas ese bóxer, o te lo quito, es lo justo.

—En la cama —indica y niego, apretando mis manos, para después, sin avisar o algo, llevar una de ellas a su miembro cubierto por la tela y acariciarlo un poco —. Maldición, Isa —sisea, al mismo tiempo en que jadea.

Yo sigo con lo mío y con cada segundo que pasa, más ganas me dan de meter mi mano dentro de la tela, para que todo sea piel con piel.

—Carajo, para por favor —murmura, desesperado.

—El chiste de venir aquí era para que yo te hiciera algo ¿Verdad?

—¿Y qué quieres hacerme?

Subo mi mano desocupada a su cuello, y hago que baje todo lo necesario hasta que sus labios tocan los míos.

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