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A sus diez cortos años de edad, Bo-Katan jamás creyó ser protagonista de un evento tan surrealista como ese, había sido secuestrada en su primera clase de vuelo, ni siquiera había logrado activar el Jet pack luego de la explicación teórica de su profesor, cuando un grupo de inútiles salidos de la nada, habían logrado reducir a su instructor y a los guardias mientras ella era retenida y adormecida gracias a un extraño y fuerte aroma que fue presionado con un pañuelo en su nariz.

Bo-Katan no tenía idea alguna de donde se encontraba, estaba dentro de una celda y poco era lo que podía ver tras las rejas, frente a ella solo había un pasillo iluminado por un bombillo que presentaba fallas. No sabía cuántas rotaciones habían pasado, había perdido la cuenta luego de contar quince. No tenía idea si los secuestradores habían pedido alguna recompensa por ella (Que era algo muy probable), o si aún continuaban con alguna negociación. Lo único que ella quería era regresar a casa y seguir entrenando para llegar a ser una gran mandaloriana y enorgullecer a sus padres.

No pudo evitar tensarse cuando escuchó pasos en el pasillo.

"Tu comida" Uno de los secuestradores apareció y abriendo ligeramente la puerta de la celda, tiró la bandeja con comida "Para ser una princesa no pareces tener mucho valor para tu padre" Se burló el secuestrador de especie nikto "Hemos ofrecido un valor razonable, pero siguen sin aceptarlo, o tu padre no te quiere o es demasiado estúpido al creer que podrá encontrarnos"

El humanoide se marchó, dejándola nuevamente en la soledad de su celda, Bo observó la comida mientras intentaba suprimir las lágrimas que amenazaban con abandonar sus ojos.

A Bo no le gustaba pensar mucho en eso, ella realmente se sentía amada por sus padres, aunque era consciente de la gran diferencia en el trato que sus padres le ofrecían a su hermana mayor.

Satine.

Ella era la heredera, y Bo solo era la siguiente en la línea de sucesión y solo tras ella, estaba su sobrino de cuatro años Korkie, hijo de su difunto hermano, el cual y apenas ella lograba recordar.

Satine parecía ser perfecta en todos los sentidos ante sus padres, aunque sus ideas de gobierno le parecían algo absurdas, puede que Bo sea una niña, pero ella era consciente de muchas cosas a su alrededor. Aun así, era imposible sentirse opacada por su hermana, sus padres parecían tener mas prioridad en Satine que en ella misma, que era su hija menor. Por eso, Bo había estado esforzándose el doble en sus entrenamientos para demostrarles a sus padres, que si bien, no era como Satine, podía a llegar a ser una gran guerrera mandaloriana, Bo solo quería... Solo quería hacerlos sentir orgullosos.

Poca era el hambre que tenia, aun así, se obligó a sí misma a comer, estaba segura que saldría de aquel lugar dentro de poco, su padre la encontraría, matarían a esos idiotas y ella continuaría con su entrenamiento, si... eso pasaría, o eso era lo que ella quería creer.

Continuó despierta por un par de horas mas, no sabía con exactitud si era de día o de noche, dado que ni siquiera la luz del día era capaz de filtrarse entre las paredes de la celda, la única luz que la acompañaba era la de ese bombillo que dentro de poco dejaría de funcionar.

La fatiga o el cansancio del encerramiento comenzó a hacer efecto en ella, Bo-Katan se recostó sobre la colchoneta que le servía como cama y durmió sobre ella, no tenía nada con que acobijarse, así que se acurrucó en posición fetal, tratando de mantenerse cálida.

Durmió.

Y Durmió.

Bo fue despertada por el sonido de varios blasters, a pesar de estar al fondo del pasillo, escuchó los gritos de los niktos que la mantenían cautiva. Había desesperación en sus voces, sin poder evitarlo, contuvo el aliento y la esperanza comenzó a nacer rápidamente en su corazón ¿Era su padre? ¿O algún escuadrón que habían enviado en su búsqueda? ¿Finalmente habían venido a rescatarla? ¿O eran otros mercenarios que querían quedarse con el botín de su rescate?

La odisea de Bo-Katan Kryze y Din DjarinWhere stories live. Discover now