Fanfic 3 🤍

13 0 0
                                    

Pareja: Kirito y Lucho.

Kirito llevó a Lucho a una cita sorpresa dentro de un jardín único.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

"¡Tapate los ojos, vas a arruinar la sorpresa!" Dice Kirito, mientras empujaba por detras los hombros de su amigo. 

El chico más alto tiene sus manos cubriendo su rostro y Kirito fue quien lo guió en la caminata mientras disfrutaban de la compañia del otro, además de burlarse de la altura de Kirito, ya que estaba usando unos borcegos que lo hacian ver bastante más alto de lo que era, pero aun así no llegaba a alcanzar a Lucho. Pero si está controlando por donde andaba su amante era en realidad para evitar que los curiosos sentidos de Lucho arruinen lo que tiene reservado para él.

"¡¿Cuánto más Kirito?!  Me emocionan las sorpresas, pero este juego de caminar a ciegas por, lo que supongo, fueron cinco cuadras nene! ¡Cansa!"

"Sólo unos pocos pasos más y... ¡Para!"

Lucho se detiene de pronto y Kirito choca levemente con él, "¿Puedo abrir los ojos?"

"Sip."

"Por fin, Dios santo y la virgen."

Lucho lentamente se quitó las manos de los ojos. "Oh..."

Lo que vieron sus ojos fue un espectáculo digno de contemplar.

Un jardín de atmósfera tenue, casi oscuro, cubierto por muchos árboles, tan grandes como cualquier edificio, con hojas de color verde oscuro y brillantes en cada rama. Y a su alrededor, una naturaleza enriquecedora con todo tipo de flores, donde lo reciben una multitud de colores vivos y fragancias embriagadoras, las flores exóticas danzan con gracia, desplegando sus pétalos en tonos que van desde el rosa más suave hasta el azul más profundo, y emitiendo perfumes que llenan el aire con su dulzura embriagadora. 

Todas las hojas de los árboles, una encima de la otra, formaban un techo natural, una cúpula. Dejando sólo que la luz de la luna pasara para iluminar todo el jardín.

Lucho se quedó sin palabras, mudo. Algo bastante raro, siempre tuvo la última palabra, la cita que roba el espectáculo sobre cualquier cosa que le guste decir, pero aquí, nada más que silencio.

Te encanta ¿no?

La rica naturaleza que lo rodeaba, la luz tenue que se filtraba a través de las hojas, asombraron a Lucho de manera más impresionante de lo que jamás podría imaginar, como en un cuento, acaba de despertar en otro mundo, viendo cada pequeño detalle del bello jardín. En el corazón de este jardín encantado, entre los árboles y las flores exóticas, se encuentra una mesa de madera antigua. 

Sobre la mesa, se encuentran dispuestos cuidadosamente arreglos de flores frescas, escogidas con esmero del jardín circundante. Rosas rojas, símbolos de pasión y amor, se entrelazan con lirios blancos, evocando pureza y ternura. Velas aromáticas, colocadas en candelabros de plata, proyectan destellos de luz cálida que dan un brillo mágico al lugar. Las mariposas de colores brillantes revolotean entre las flores, sus movimientos ligeros y etéreos, como danzas celestiales en el aire, revoloteando entre las flores, esparciendo alegría y color a su paso.

"Lucho."

"¿S-sí?" Lucho tardó tres segundos en captar la realidad y darse cuenta de que habían pronunciado su nombre, se dio la vuelta e inclinó la cabeza hacia Kirito. Su voz sonó diferente, distraída, un poco vacilante en su respuesta. Pero a él realmente no le importó, quien lo sintió y aceptó con razón.

"Es acá, es para vos" Kirito le entregó una orquidea, una orquidea blanca, a juego con el color del traje que llevaba esa noche Kirito, y sin espinas. Una flor que él cree que encaja mejor con Lucho por su significado. Amor, belleza y fortaleza.

Lucho vio que le ofrecían la flor y sus ojos inmediatamente se dirigieron hacia otro lado, como si la mera visión de la flor hiciera que sus ojos huyeran.

Kirito frunció el ceño ante su reacción, "¿Qué pasa?"

"Yo... no puedo mirarla, mis disculpas".

"¿Por qué? Créeme, puedes sostenerlo. No tienen espinas, sus petalos son suaves, lo prometo".

"No se trata de espinas", la voz de Lucho sonó más grave, más tranquila como si bajara el volumen, "Solo creo que mis manos no son dignas de tocar una flor tan... Delicada y bella" Dijo mientras miraba la flor y terminar mirando a los ojos de su amor. 

"Cada flor que me regalaban, la hacia marchitar. La ultima pareja que tuve me dió unas rosas y en cuanto estuvieron en mis manos se empezaron a caer los pétalos"  

El chico bajó la cabeza, al punto de solo ver las botas negras de Kirito, simplemente no quería arruinar el momento. Tal como lo hizo con tantas flores. 

Kirito levantó su brazo y puso delicadamente su mano sobre la mejilla del de cabellos negros, en un intento de consolarlo. Atrapado por la cálida mano de su enamorado, Lucho miró a Kirito, en medio de su mirada con una sonrisa más ligera. Tus ojos realmente son... bastante encantadores de cerca.

"Créeme, Lu. Podes agarrarla, es toda tuya. Las flores que se regalan con amor jamás mueren"

"¿Está seguro?" Con un tono claro.

"¡Sí! ¡Por eso te traje! Quiero que tengas tu momento con la naturaleza y no pienses que eres ser raro que vive encerrado en su casa" Kirito cerró los ojos, seguido con una linda sonrisa, que Lucho considero adorable.

Al ver la alegre confianza de Kirito, le devolvió la sonrisa ampliamente. Ahora tenía confianza, tenía la convicción, la esperanza, sabía que podía hacer lo que quisiera mientras lo tuviera a su lado. Aunque sus expectativas eran bajas, quiso cumplir el deseo del chico de dar a la naturaleza una segunda oportunidad, mirándolo con la mano extendida, que tenia una orquidea, la simple orquidea blanca.

Suspiro.

El joven tomó la flor por el tallo con las yemas de los dedos sin siquiera mirarla ni una sola vez por el momento. Y entonces llegó el momento de la verdad, Lucho movió sus ojos para poder mirar fijamente la flor.

"Dios..."

La orquidea todavía estaba ahí, en su mano. No se marchitó, ni sus pétalos se habían caído, seguían ahí, todo estaba ahí frente a sus dos ojos. ¡Debe haber sido un hechizo sin sentido! Quizás estaba en la magia igual que Avril...

Pero incluso si es cierto, Kirito pudo ver a través de su personalidad siempre altiva, que había esa expresión de sorpresa y alegría en su rostro, el asombro. La belleza. La sensación de finalmente hacer algo que no se podía hacer, sus flores pasadas se desvanecieron, solo para hacer crecer otras nuevas a partir de este momento.

Esto es "SSS" -Incorrect quotes-Where stories live. Discover now