5: algo más dulce que un Brownie.

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Sí, lo que propone no se vería igual de inocente si se tratara de él.

—No digas tonterías... —sé lo que hay detrás, y eso no evita que me ponga algo nerviosa, y que la frase salga más como un suspiro que como un mandado.

No soy capaz de dirigirle la vista a Lucas, pero al sentarse en el sillón individual diagonal al que estamos con Eric, vi que tenía algunas hojas en la mano, por lo que debe estar leyéndolas.

—Lucas, ¿te dijo Lexi que ira hoy a la casa a hacerme brownies? —le pregunta el chico, con toda la intención de picarle como una abeja.

Miro a Lucas, quien alza la vista de sus hojas para verle.

—Voy a hacerles brownies a todos —aclaro—. A él se le ocurrió la idea.

—Me interesa probarlos, ¿no estarás muy cansada? Debe haber sido agotador soportar a Eric toda la tarde —le sonríe al chico a mi lado.

—Son rápidos de hacer, solo compraré lo que haga falta —me saco el brazo de Eric de encima y me levanto del sofá—. Iré ahora al negocio del final de la calle, ya que estamos libres.

—Te acompaño —dicen al unisonó los dos.

Miro a ambos, primero al que no conoce otro color aparte del negro y luego al que disfruta con el drama ajeno. Si elijo a uno, el otro tendrá cosas en qué pensar, y mejor dejar eso para cuando Eric haga su plan malévolo como tanto quiere.

—Tofy, vamos a comprar —elijo la mejor opción.

Ni siquiera me dedico a revisar cómo reacciona ninguno ante mi rechazo por debajo de la mesa, ya que mi atención se va al contento Tofy quien felizmente me sigue a la puerta hacia la escalera, como un perro que va de paseo.

Cuando abro la puerta, me encuentro a Kai que estaba por entrar. Nos dedicamos una mirada inexpresiva y cada quien sigue con su camino.

No sé cuánto tiempo más estaremos así sin que los demás comiencen a cuestionarse el por qué.

—¡Uno! —grita Connor luego de los demás, tan fuerte que me preocupa que los vecinos lleguen a quejarse.

—¡No, lo dijiste tarde, toma las cartas! —le regaña Lucas—. ¡No pongas esa cara y tómalas!

—Lo dije a tiempo! —insiste el musculoso.

—¡Mentira! —no había escuchado la voz de Billie tan alto antes.

Como la cocina y la sala están paralelas a la otra sin que ninguna pared las divida, podría darme la vuelta y comprender qué sucede en ese truculento juego de Uno, pero en su lugar estoy metiendo una bandeja de brownies al horno junto a Eric, quien comenzó con su plan desde el segundo que salimos de la empresa y comenzamos nuestro camino hacia acá.

La cocina estaba algo desordenada al llegar, y ahora lo está más, con varios tarros e ingredientes que compre con Tofy puestos en la encimera sin el más mínimo orden. No tenían delantal, así que Connor me presto una camiseta y un mono que pudiese ensuciar, de nuevo luego de que rechazara que Eric o Lucas se ofrecieran a lo mismo.

Lucas... no lo comprendo.

Suele estar con un rostro de ligera decepción hacia su compañero de grupo cuando hace sus movimientos coquetos conmigo, pero ahora que Eric no me ha dejado sola en todo este rato parece que ya no le interesa. El chico hasta estuvo un rato detrás de mí mientras hacia la mezcla, y no detrás como si solo observara, sino con sus manos en mi cintura y su mentón apoyado en mi hombro. ¿Fue incomodo? Sí. ¿Fue agradable? Dios mío, sí. Es difícil resistirse a un ser humano tan hermoso.

Esas canciones que nunca te mostréWhere stories live. Discover now