Péndulo

6 1 0
                                    

Pasado, presente, futuro. Pasado, presente, futuro. Mi cabeza baila entre estos tres estados como estados de la materia. Agonía de un futuro inalcanzable y demonios de un pasado que no se ha ido del todo. Mi presente sostiene optimismo al ver que he conseguido metas y objetivos; pero dichos méritos se sostienen en un ayer que ha caducado su validez.

No sé si he cambiado del todo. Mis malos hábitos de estudio aún perduran y me gritan desde dentro. Mi psicóloga dice que es normal, que son muchos años del mismo patrón negativo, que es imposible arreglarlo en un momento.

Me pesan el cerebro y las ojeras. Tengo una congestión mental de tanto dudar de mi mismo. Tengo anclado mi vicio en lo más profundo de mis costumbres y eso me hace no cambiar del todo nunca. Me angustia y me agobia, pero también me paraliza. Busco salidas en forma de huida a mi alrededor, pasatiempos menores para escapar de este miedo. Querer y no poder. ¿Es eso? ¿Quiero? ¿Lo intento acaso? No me entiendo. No me consigo entender. Soy un vago inútil o un traumado psicológico.

Intento descifrar por qué huyo, por qué aunque tenga que estudiar no lo hago hasta que no queda más remedio. Por qué no le hago caso a la razón y por qué el cuerpo me pesa tanto y tengo tanto sueño. Sin duda este último año he conseguido mejorar en este aspecto gracias a la ayuda de otra gente. Pero no quiero que en el fondo siga siendo el mismo idiota de siempre.

De un problema en el presente relacionado con mi futuro, acabo en el pasado. ¿Reflexionar es inútil? De qué sirve. No estoy solucionando nada, ¿estoy haciendo algo, o es otra forma de huir? La misma idea de darle vueltas a la cabeza pocas veces se traduce en tener una respuesta.

El pasado es peso. El futuro incierto. Y el presente oportunidad.

En el momento que tu ahora es una mierda y piensas sobre esto. Ya se ha convertido en pasado. Quizás para eso sirve la reflexión: para soltar mierda y dejarla atrás.

La cabeza es un lastre porque no aprende. Da igual cuantas veces te des con la piedra, que siempre en el fondo de tu cerebro están tus costumbres más negativas. Quizás la respuesta sea simplemente falta de fuerza de voluntad. Puede ser. Ante esto me surge la inquietud de si existe una fuerza de voluntad global, para hacer todas las cosas, o en cambio cada actividad exige un tipo de fuerza diferente. Me explico, ¿es lo mismo estudiar cuando uno tiene tiempo de sobra que correr una maratón con un dolor en la pierna? A lo mejor a ciertas personas les resulta más fácil una que otra. y, ¿se puede aprender la que tengas menos desarrollada?

En esas entiendo que estoy yo. Intentando ser alguien que no he sido. Esto provoca un desajuste enorme entre lo que mi cabeza ordena y lo que mi cuerpo pide. De ahí el malestar. Cuando no hago lo que tengo que hacer, me siento mal, pero no lo hago, sigo escribiendo. Es luchar contra un hechizo, contra unos hilos de acero que dirigen tus emociones. Son tus decisiones, son tus deseos, pero no es tu bienestar.

Sigo así enredado en la telaraña del pasado, presente, futuro. Viendo el futuro tren que se acerca, sin moverme en el presente aún teniendo tiempo, afectado por las costumbres del pasado. Pasado, presente futuro; el péndulo del sobrepensamiento. Pasado, presente, futuro.


ReflexionesWhere stories live. Discover now