Capítulo 25

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Abrí los ojos cuando escuché que la puerta se abría y solo entonces me di cuenta de que mi cabeza estaba colgando por el respaldo de la silla. Cuando me enderecé, sentí una punzada de dolor que me provocó hacer una mueca. Alex sonrió a medias mientras entraba y nos miraba.

—¿Aún nada? —preguntó. Negué con la cabeza y eso solo causó más dolor en mi cuello—. ¿Cuánto tiempo llevas sentado ahí? —Me encogí de hombros porque no lo sabía, no podría importarme menos—. Ugh, amigo, en serio necesitas una ducha —dijo cubriéndose la nariz con la mano.

—No voy a dejarlo solo.

—¿Y qué harás cuando despierte y tu peste lo vuelva a dejar inconsciente? —cuestionó. Volví a levantar los hombros sin saber qué responder a eso—. Podemos pedir que te traigan la tina a esta habitación y si Shane despierta... bueno, en realidad no creo que le moleste en lo absoluto, verte desnudo, quizá sería una buena motivación para que abra los ojos.

—¿Qué se supone que significa eso? —pregunté tallándome rostro, estaba muy cansado y adolorido.

—Ay, viejo, eres taaan inocente.

—Oh, vaya. Gracias por recordarme que soy tan inocente e ingenuo porque es precisamente eso lo que nos trajo a esta situación —respondí fastidiado. La sonrisa de Alex se borró de inmediato.

—No me refería...

—Lo sé —interrumpí. Estaba cansado, irritable y muy molesto conmigo mismo—. Lo siento, no es tu culpa, solo...

—Dean, de verdad tienes que descansar. Viejo, mírate, estás exhausto. Tu habitación está literalmente a una puerta de distancia. Ve, toma una ducha y duerme de verdad un poco en tu cama. Yo te llamaré ante el menor indicio de que Shane podría despertar.

—Y no puedes dejarlo.

—Sí, sí, ya lo sé. Me sentaré aquí todo el tiempo que sea necesario.

Lo miré dudando un poco de sus palabras, pero Alex no apartó la vista para que me asegurara de que no estaba mintiendo. Asentí mientras me ponía de pie y me estiraba a lo largo. La realidad era que si estaba exhausto porque no me había apartado del lado de Shane en las últimas tres semanas. No podía hacerlo, necesitaba estar ahí cuando despertara, necesitaba que supiera que lo sentía, que todo eso era mi culpa.

Tomé un baño, me vestí con ropa cómoda y holgada, y me metí bajo las cobijas como un peso muerto. Afuera aun caía nieve, pero el invierno estaba por terminar. Me concentré en el paisaje afuera pensando que quizá ni siquiera podría dormir, pero no pasó mucho antes de que el cansancio me venciera y poco a poco cedí ante el sueño.

🥀

Cuando desperté de nuevo ya era de noche. Me incorporé de golpe mirando alrededor sin comprender qué había pasado. Mi cerebro se tardó unos minutos en reactivarse y, en cuanto recordé lo sucedido, salí de la cama y corrí hacia la habitación de Shane. Mis hombros cayeron al verlo, él seguía dormido en su cama. Del otro lado, Alex estaba sentado mientras leía un libro gastado. Apenas levantó la mirada cuando me senté a un lado de Shane y sujeté su mano.

—Luces mejor —comentó. Asentí, no me sentía así—. Ordenaré que te traigan algo de comer.

—No tengo apetito.

—Seguro que no, pero no creo que a Shane le agrade despertar y que luzcas como un zombi, ya me gritó suficiente para una vida.

—¿Te gritó? —pregunté con una leve e inevitable sonrisa. Me parecía imposible porque Shane tenía un profundo respeto hacia los Kensington, mucho más hacia el rey. Asintió y dejó el libro en sus piernas.

KensingtonWhere stories live. Discover now