38.- ¿Qué sientes por mí?

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Tras escuchar al mafioso, la ojiazul levantó la mirada y le preguntó: ¿Has amado a alguna mujer?

Dante guardó silencio unos instantes y después aclaró la duda de Andrea: No... he tenido a muchísimas mujeres, pero a ninguna he llegado a amar, ellas sólo han buscado de mí, mi dinero, y yo se los he dado a cambio de placer... pero amor, no... yo creo que el amor es algo más fuerte... la verdad es que ni siquiera sé qué es amar... ¿y tú, Andrea? ¿cómo sabes que me amas? Si hace unos meses ibas a casarte con Fernando Valencia.

Andrea: Iba a casarme porque creí estar enamorada de Fernando, pero ahora sé que no fue así...

Dante: ¿Por qué crees estar enamorada de mí? ¿Qué es exactamente lo que sientes conmigo?

Andrea: No sé cómo explicarlo... solo sé que me duele el pecho al pensar que no voy a verte por algún tiempo, sólo sé que estando a tu lado me siento segura... solo sé que me aterra el pensar que después del nacimiento del bebé no volveré a verte más...

Ante las sinceras palabras de la rubia, Dante se acercó a ella aprisionándola entre sus musculosos brazos y le susurró al oído: ¡Andrea!

Escuchar su nombre con tanta pasión en la voz del hombre que amaba le dio el valor a la chica para preguntarle: ¿Qué sientes por mí, Dante?

El hombre la miró a los ojos al responder: No lo sé... solo sé que eres la mujer que más deseo en este mundo... solo sé que en estos instantes, lo único que deseo es estar entre tus piernas... ¡no deseo a otra mujer que no seas tú!

Esas palabras hicieron temblar las piernas de la rubia, quien sintiendo la humedad en sus bragas, no pudo resistirse a los labios ardientes del mafioso que se apoderó de su boca como atraído por un imán.

Ambos, hombre y mujer se fundieron en un apasionado beso que incendió sus corazones con ardiente deseo y lujuria.

Dante empujó hacia atrás a Andrea, quien cayó suavemente sobre la cama, con su espalda contra las almohadas, tan inesperadamente que todo el oxígeno escapó de sus pulmones, haciéndola suspirar con fuerza.

Sin dejar de besarla apasionadamente, él la cubrió con su lujurioso y musculoso cuerpo, provocando que ella se retuerza sobre las sábanas... él se detiene, mirándole los labios casi con adoración.

Baja su cabeza para lamer el cuello de la rubia, tan caliente y picante que para ella basta un toque y ya está perdiendo la cabeza.

Andrea abre las piernas para él, lo más amplio posible, mostrándole su coño humedecido y chorreante.

El depredador acepta voluntariamente la invitación. Frotando su entrepierna contra la pubis femenina. Luego cubre uno de sus senos con su boca, besando ansiosamente los pezones, jugando con ellos con la lengua.

Después, Dante va dejando un camino de besos, desde los turgentes senos hasta ese rincón prohibido para todos, menos para él.

El aroma íntimo de ella entró por su nariz, declarándose adicto a su olor, y sin perder un segundo más de tiempo, el mafioso bajó la cabeza hundiéndose entre esos labios vaginales que lo ponen duro como una roca.

Metió la lengua en el agujero penetrandola, y acariciando con un dedo su clítoris, que de rosa comienza a tornarse roja por hurgarla.

7 noches con el mafiosoWhere stories live. Discover now