MENTE FRACTURADA, ALMA DESGARRADA, CUERPO DESPEDAZADO

"Nublado"

Joshua se despierta con el sonido de golpes y el sonido de la lluvia tocando su ventana.

Está lloviendo en Villábel otra vez.
Después de resfregarse los ojos para intentar sacarse un poco el sueño, el aroma del desayuno quemado flota desde la cocina. Olor a putrefacción.
La figura de su madre, Mara, se dibuja en la penumbra, con el rostro contorsionado por la ira reprimida.

"¿Joshua? Necesito que hagas tú el desayuno. No estoy de humor hoy.", susurra Mara, lanzando una mirada que se mete debajo de mí piel y me da escalofríos.

Antes de que Joshua pueda responder, se escuchan platos rotos y golpes en la mesa. Es Richard, quien parece que se ha levantado más temprano hoy.

Instantáneamente aparece en la puerta con los nudillos apretados. "¿Quien fue el inútil que cocino está mierda asquerosa?" ruge con una hostilidad que podría matar a alguien.

Mara, temblando ante la avalancha de hostilidad, balbucea: "F-fue él, es un inútil" mientras señala a Joshua, su hijo.

Joshua es desconcertado por esta mentira e intenta defenderse desesperadamente: "¡Pero si me acabo de despertar! Es una mentiros-"

El padre de Joshua no lo deja terminar y se tira encima de él. Sus nudillos desgastados conectan con la mejilla del joven. El impacto resuena en la habitación, y Mara observa, carente de empatía o emoción.

"¡No me interesa!", grita Richard, mientras sus puños continúan cayendo sobre Joshua, deformandole la cara.

Joshua deja de intentar tapar los golpes y se deja llevar por el dolor. Busca refugio en su mente, deseando estar en otro lugar, lejos de esta brutalidad.

Pierde la audición y empieza a perder la vista. Todo lo borroso se empieza a oscurecer y los golpes se sienten distantes. Pero su cabeza sigue pensando. Dándole vueltas al escenario escapista de su cabeza.

Joshua despierta en la oscuridad absoluta de su habitación. El frío del suelo acariciando su mejilla entumecida por los golpes. Las lágrimas empiezan a salir lentamente y puede sentirse hundiéndose en la miseria.

La pantalla de su computadora parpadea, iluminando su habitación:
la frase "¿quieres cambiar las cosas?" parpadea en su pantalla, junto a un botón para confirmar. El misterio de la situación y el desapego de la realidad incita a que Joshua se tambalee hasta la computadora y haga click en el botón, sin siquiera haber pensado en alguna posible repercusión.

Joshua está a punto de sumergirse en un juego siniestro que alterará no solo su realidad digital, sino también su mundo tangible.