Los Walter tenían una debilidad, Taylor Smith, su vecina, era la luz que les iluminaba, era un amor de persona, cuando ella les contó lo sucedido en su casa la acogieron como una integrante más en la familia, ayudaba a todos y los apoyaba, excepto a...
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Jackie y Taylor salieron a la vez de sus respectivas habitaciones, encontrándose a Olivia saliendo de la de los Walter mayores, la rubia rio, en cambio la morena se sorprendió, cuando vieron bajar a la chica es cuando una de ellas habló.
—Es algo normal en casa, no te sorprendas si ves más—las dos rieron levemente y siguieron su camino, Smith iba al baño, mientras que Howard iba a correr un rato.
Cuando la mayor salió del cuarto, pudo ver a los mayores bajar, por lo que fue con ellos, aún en pijama y zapatillas, salió a ver el paisaje al porche, del gancho de Danny, se encontraron a Nathan y a la neoyorquina hablando, por lo que saludaron.
—Que madrugadora.
—Tú también.
—Hay que currar—Taylor notó la tensión entre ambos, por lo que río levemente y se separó de su amigo, dándole un beso en la mejilla.
—Era el mejor quarterback del condado, pero se destrozó la pierna y ya no puede jugar—contó el más pequeño.—Cole vivía para el fútbol, no es el mismo.
—Ha sufrido mucho, por eso es como es—afirmó la mayor.—Estuvo meses sin hablarme por esa lesión, hasta que yo tuve otra y tuve que dejar el baile y el equipo de animadoras, ahora solo puedo pintar. Una lesión te deja sin futuro—la rubia se levantó y entró a la casa, dejando a Jackie con la palabra en la boca y a un Nathan mirándola nostálgicamente.
—Todos la admiramos—dijo orgulloso el último haciendo que la otra sonría.
(...)
Todos estaban ya en la casa, arreglándose, Taylor decidió ir hoy en un chándal gris conjuntado con un top negro de tiras finas y una sudadera del equipo de su instituto, la cual Cole le había regalado hace tiempo.
Vio salir a Jackie de su cuarto, dirigiéndose al lavabo, petando en la puerta de este.
—Se que aún no son las siete—se escuchó desde dentro de este, y seguidamente a Lee de su habitación.
—Oye oye, ¿qué haces?
—Esperar para el baño, Cole está dentro.
—Ya lo se, soy el siguiente, ¿lo ves?—el menor García señaló el papel con el horario pegado en la pared.
—¿Hay un horario para usar el baño?
—Sí, pero solo por la mañana, es complicado con todo el mundo arreglándose.—respondió la rubia.
—Si no Isaac se pasaría horas intentando ponerse guapo—bromeó Cole haciendo reír a su amiga.
—¿Hay algún modo de colarme?—se estresó la nueva.
—Eh, ¿alguien ha visto mi chaqueta?—salió el García de su cuarto.
