Los Walter tenían una debilidad, Taylor Smith, su vecina, era la luz que les iluminaba, era un amor de persona, cuando ella les contó lo sucedido en su casa la acogieron como una integrante más en la familia, ayudaba a todos y los apoyaba, excepto a...
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—Hola, ¿Jackie, no?—habló Taylor al tener a la morena delante, recibiéndola con una gran sonrisa.
—Exacto, ¿y tú?
—Oh, yo soy Taylor, pero aquí todos me llaman Tay.
—Apartar—las dos se movieron de su lugar viendo a un moreno pasar por en medio en patineta.
—Lee, más cuidado.—le regañó la rubia—Disculpa.
—No pasa nada—la neoyorquina sonrió amablemente, era una gran chica.
—Hola, soy Danny—saludó el mayor desde uno de los sofás del porche.
—Jackie—le devolvió el saludo.
—¿Le tomaste las constantes?—habló Katherine a través del teléfono—Entren—les dejó paso a las dos menores, que se juntaron a George.
Un niño pequeño salió corriendo del baño causando una risa de Taylor—Eh eh, Benny, deja de correr.
—No estoy corriendo—entraron los 3 la sala.
—Chicos, ¿podéis parar un momento?—el de pecas inmediatamente paró al escuchar a su padre, en cambio el moreno lo ignoró.
—Isaac—regañó la rubia al García, que observó a las chicas, especialmente a una, viendo cómo su primo se levantaba quedándose en silencio.
—Esta es Jackie. Jackie, Alex y Isaac—presentó el mayor.
—Yo me voy a la piscina—avisó Smith después de reir ante el nerviosismo de Alex, alejándose y dirigiéndose a donde había dicho.
Encontrándose a Cole en la piscina y a Jordan, Parker y Benny jugando fuera, se fue a tumbar en una de las hamacas que había y vio al rubio—Ya llegó la nueva.
—¿La Nueva York?
—Sí.
5 minutos después el Walter asintió saliendo de la piscina y ignorando a su hermano mayor por completo, después de la presentación que este había hecho.
—¿Queréis presentaros?
—Ya lo averiguará.
—Ese es Cole—dijo Will rodando los ojos.
Todos vieron como Jordan corría a grabarla y narraba alguna cosa, el perro salió de la piscina y Taylor miró a su amigo—Cole—susurró.
—Se tendrá que acostumbrar—la chica rodó los ojos para luego ver como el animal se sacudía, mojando a la nueva, el más mayor preocupado le pidió perdón entregándole una toalla.
—Eh, empieza a subir las cosas de Jackie. ¿Cole?
—Ya te he oído—respondió el nombrado observando como entraban por la puerta.
—Coooole.
—Celosilla, siempre serás mi chica favorita—este la abrazó fuertemente cargándola como un saco de patatas. Isaac observaba la escena de lejos con el ceño fruncido.
