Andrea, una bella y virginal joven se ve obligada a hacer un trato con Dante Santoro, un mafioso, para salvar la vida de su prometido.
*Vuelvo a resubir esta historia, que fue borrada por Wattpad, espero su discreción.
*Historia +21, con lenguaje vu...
Mientras descansaba de las embestidas bruscas que la obligó a recibir, ella sentía la gruesa erección del barbado aún dentro de su hinchada vagina.
¿Cuándo la pensará sacar? Pensó Andrea, soñolienta y adolorida.
Los fuertes brazos de él le rodeaban la cintura apretándola contra su musculoso cuerpo, a la vez que el aroma masculino se impregnaba a ella envolviéndola.
Finalmente cayó dormida en los brazos de quien menos quería estar... esta noche sería la "noche de bodas" de Andrea con Fernando, pero la chica terminó en brazos de un mafioso cruel y desconocido.
***************
Al día siguiente, Dante salía del baño cuando Andrea al fin despertó... él exhibía un poderoso cuerpo que la toalla no alcanzaba a cubrir del todo, su cabello estaba húmedo, algunas gotas de agua caían al suelo y otras resbalaban por su pecho duro haciendo que ella recuerde lo qué pasó anoche.
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El rostro de la chica no demostraba amabilidad, su mirada reflejaba un profundo odio que él pudo apreciar, ella tenía una cara cansada que irradiaba hostilidad.
El ojinegro fijó la mirada en la rubia que recién se había despertado, sus moretones y marcas rojas en su cuerpo eran visibles debido a su piel demasiado blanca, esas marcas le hicieron recordar la noche pasada, la exquisita sensación que sintió al tocar la suave piel de ella y esos deliciosos senos grandes y lascivos.
Dante la miró con deseo, recorrer el cuerpo expuesto de Andrea y las marcas que prueban que ya es una mujer lo encendió.
Ella intentó levantarse, pero se tambaleó. El pene del varón punzó al ver que la dejó frágil e indispuesta con sus embestidas... en esos instantes deseaba asaltarla de nuevo, abrirle las piernas y metérsela hasta topar con su útero, y si bien Dante reconocía que lo de anoche debió ser demasiado para la chica, no lo lamentó, si el tiempo retrocediera dándole a elegir, se la volvería a coger.
No desvió los ojos de ella, la observó con detenimiento. Andrea al no poder levantarse, se sentó en el borde de la cama y se cubrió el cuerpo con la sábana, ese cuerpo que el mafioso saboreó e hizo suyo, después de manosearlo a su antojo... sin embargo, parecía que la rubia aún no quería ofrecerle el placer de verla desnuda.
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