D O C E

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M A R C A S

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M A R C A S

El flujo del tiempo es un enigma que me deja perplejo, una corriente en constante movimiento que se escapa entre mis dedos como el agua de un arroyo. Aunque soy consciente de todo lo que ha acontecido, desde épocas anteriores a mi nacimiento, cada instante parece embriagarme con sensaciones nuevas, elevando mi percepción a alturas insospechadas.

La promesa de un reencuentro en este mundo material sigue latente, como una llama que arde inextinguible en mi interior, avivada día tras día por el recuerdo que se ha aferrado a mi ser desde el momento en que mis ojos se abrieron a la luz de la clínica al nacer.

Los colores que aún no han encontrado su hogar en este plano físico permanecen grabados en mis retinas, como tesoros invaluables que me impulsan a no olvidar jamás a aquellos que han estado a mi lado desde el principio del tiempo. Cada matiz, cada sombra, es un testimonio de su presencia constante en mi vida, una presencia que trasciende las fronteras del tiempo y del espacio.

En cada etapa de mi desarrollo, he mantenido una constante búsqueda interior para encontrarlos. Su esencia se encuentra tan arraigada a mí que confío en reconocerlos al instante, aunque el temor de pasar por alto algún detalle me atormente y me haga cuestionar mi propia cordura.

El Primer Evento sigue siendo un recuerdo nítido en mi mente: Ella... Él... Sus palabras reverberan como un eco constante, una búsqueda de conexiones que aún no logro entender del todo. A lo largo de estos veintitrés años, nunca he sentido esa conexión tan anhelada.

El temor persiste, el miedo a haber pasado por alto algún destello de conexión o a no haber sincronizado en la misma línea de tiempo y espacio. Es una idea que me acecha constantemente, alimentando mis pensamientos y, aunque pueda parecer irracional, me aterra profundamente.

Soy el número Dos, el Segundo Evento, o Emre, como supuestamente me llamo en este plano terrenal. Aunque pueda sonar a locura, sigo aferrado a la esperanza de encontrarlos algún día.

El día de mi nacimiento marcó un punto de inflexión inesperado, rompiendo las reglas establecidas por los Eventos y las reencarnaciones pasadas. Esa fecha, para mí, fue el inicio de una nueva certeza, un shock de memoria que redefinió mi existencia por completo.

Con toda esta amalgama de datos a mi disposición, he dedicado mi existencia a proseguir con la investigación sobre los misterios que el Primer y Séptimo Evento intentaron desentrañar, pero ahora, esta información solo yace en mi custodia.

Consciente estoy de que compartir estas indagaciones con individuos ajenos a mi realidad, o al menos, a la realidad de la que yo provengo, resulta contraproducente. Ser tachado de lunático no aportaría nada constructivo; al contrario, retrasaría aún más mi búsqueda. Teniendo en cuenta el vasto período de tiempo que he invertido en mantener viva esta investigación, sería una imprudencia revelarla a alguien que simplemente carece de la capacidad para comprender la magnitud de lo que está sucediendo y lo que está por acontecer.

GÉNESIS ©Where stories live. Discover now