4. Una noche en el Plaza

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Él está aquí

Mis sentidos están vivos. Luz multicolor nada a mi alrededor. Mi piel hormiguea, mis manos tiemblan. Tengo que morderme el labio inferior para evitar que se me caiga de la cara.

Jasper

No lo he visto en meses y él... se ve bien.

Tiene una mano en el bolsillo del pantalón de su traje y  la otra se la pasa por el pelo.

Mis ojos se centran en todos los pequeños detalles que recuerdo: las pálidas pecas en su nariz, esos labios color melocotón, el verde esmeralda de sus ojos. ¿Se ha vuelto de alguna manera más guapo? ¿Es eso siquiera posible?

Alguien me da un codazo al pasar, pero no lo noto. Me quedo entre la multitud de gente elegantemente vestida y miro. He estado esperando este momento durante meses y ahora finalmente está aquí. Todas las cosas que no se dijeron están a punto de salir a la luz, si tan solo pudiera moverme.

Sólo un poco.

Pero no puedo. Aunque mi cuerpo me impulsa hacia adelante, no puedo caminar. Tal vez estoy en shock, mi pobre cuerpecito es incapaz de hacer frente a la adrenalina que inunda mi sistema. Todo lo que sé es que cada cliché es cierto y ocurre al mismo tiempo.

Mi corazón está a punto de estallar, tengo el estómago atorado en la garganta. No me sorprendería que pequeños corazones de amor flotaran en círculos alrededor de mi cabeza.

¿Por qué estoy esperando? Me invitó aquí. Quiere hablar conmigo...finalmente, y después de todo este tiempo

Doy un paso y mientras lo hago la multitud se separa un poco más. Me detengo en seco.
De repente puedo ver con quién está hablando Jasper: la persona a la que le está sonriendo, inclinando su cuerpo hacia el.

Es un tipo que nunca había visto antes, y, oh Dios, ¿lo recordaría si lo hubiera hecho?

Este chico parece una maldita estatua griega. Su cabello rubio está perfectamente peinado con exactamente la cantidad justa de rizos. Su piel está bronceada como si acabara de regresar de un verano en el Mediterráneo. Está hablando, sonriendo, probablemente contandole a Jasper alguna historia divertida de su viaje más reciente.

Mis pies están nuevamente atrapados en el cemento, sin poder moverme.

Mi corazón ya no se sale de mi pecho; ahora está ardiendo. ¿Quién es este chico? ¿Por qué Jasper se ve tan relajado a su alrededor, como si estuviera divirtiéndose?

Involuntariamente, un gruñido bajo surge de mi garganta y mis labios se retiran ligeramente. Mis dedos se curvan y mis garras presionan mis palmas.

Jasper deja de sonreír. Sus fosas nasales se dilatan. Se gira para mirarme y la expresión de su rostro es devastadora. Sus ojos están muy abiertos por la sorpresa, su boca es una mueca de disgusto. Sus cejas se arquean de una manera que deja claro que no esperaba verme.

La verdad cae sobre mí como un piano de cola que cae del cielo.

Jasper no me invitó.

Su amigo mira en mi dirección, curioso por saber qué ha llamado la atención de Jasper, pero mira directamente a través de mí como si ni siquiera estuviera allí.

Antes de que Jasper pueda alejarse de mí y reanudar su conversación como si yo no existiera, corro. Atravieso el agitado salón de baile y me dirijo a la salida.

—¡Cuidado!—dice una mujer mientras paso y atravieso las puertas del salón de baile.

No doy vuelta atrás ni digo perdón. No puedo. Todo lo que quiero es estar afuera en el aire frío de diciembre, arrancarme esta tonta pajarita y olvidar que alguna vez asistí a esta estúpida fiesta.

Persiguiendo al Hijo del AlfaWhere stories live. Discover now