1. Reina de la Nieve

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One pack under the moon.

(Una manada bajo la luna)

—¡Cuidado!—grita Todd, deslizándose por la pista de hielo apunto de hacer colisión con mi cara.

Me preparo para el impacto mientras el se desvía, esquivandome por menos de una pulgada.

Se aleja patinando, inseguro sobre sus pies,  pasa alrededor de una pareja que se toman de la mano, esquiva a una niña y su pingüino de peluche, pero no tarda en chocar deliberadamente contra Simon.

Simón, quien es peor sobre los patines, pierde el equilibrio. Sus piernas se tiemblan y cae hacia atrás, no sin antes sostenerse de la chaqueta de Todd.

Ambos terminan luchando en medio del hielo, sin dejar que el otro se ponga de pie.

Alrededor de ellos, turistas y familias patinan en círculos, tratando de darles espacio a la pareja.

Suspiro y me inclino contra la barrera, mirando el árbol de Navidad demasiado iluminado.

Me encantaba venir a patinar en Rockefeller antes de las vacaciones, pero este año parece un poco aburrido. El árbol es hermoso: es llamativo e innecesariamente grande.

Los otros patinadores son molestamente alegres a pesar de que la mayoría de ellos andan a tientas como cervatillos aprendiendo a caminar. Y está demasiado lleno de gente.

Me estremezco y observo el telefono en mis manos.

O tal vez simplemente me siento amargado este año.

Porque por primera vez quiero hacer todas esas cosas cursis y románticas que ves en las películas navideñas. Y por primera vez hay un persona con la que podría estar haciendo todas estas cosas, con quién quiero hacer todas estas cosas estúpidas.

Pero esa persona no me ha enviado ni un solo mensaje desde septiembre.

Me desplazo a través de los innumerables mensajes que le he enviado a Jasper, la llamada telefónica ocasional sin respuesta.

Me prometí a mí mismo que haría cualquier cosa para hacer entrar en razón a Jasper: ir a la luna y regresar, perseguirlo hasta los confines del mundo si era necesario.

Pero no sé cómo se supone que debo hacer eso si él ni siquiera quiere hablar conmigo.

—Si no dejas de mirar esa cosa, alguien te derribará— dice Katie, sin esfuerzo.
deslizándose hacia mí y deteniéndose perfectamente.

Honestamente, ella podría ser patinadora olímpica si quisiera; tiene el aplomo, la gracia, y no tiene miedo de sacar su lado competitivo si es necesario.

Me encojo de hombros y deslizo el teléfono dentro de mis jeans antes de empujar mis manos heladas en los bolsillos de mi chaqueta.

Katie se acerca sigilosamente a mi lado y la deja descansar su cabeza en mi hombro.

—Todavía nada, ¿eh?

—Nada.

Ella gira su cuerpo para pararse frente a mí.
—No te deprimas— dice tirando de mis codos—. Esto no ha terminado. La operación OLAT está lejos de estar completa.

Me burlo pensando en el día en que Katie promulgó la Operación Llamar la Atención de Jasper.

Fue el día después de que él y yo nos besáramos en la playa y me dijo que me aceptaba como su pareja, pero que nunca podríamos ser juntos.

Persiguiendo al Hijo del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora