3. Nervios

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—¿Entonces les dijiste?—pregunta Katie.

—No, me acobardé por completo.

Estamos en un Uber camino a la Plaza. A través de la magia del universo, o gracias a las conexiones de los padres de Todd y Simon, que fueron invitados al baile de Navidad y ambos le pidieron a Katie que fuera su cita.

Aparentemente, esta fue la causa de cierta tensión entre los chicos, pero fue una suerte para mí.

Aisha tenia un ensayo esta tarde y solo podra reunirse a mi una vez que el baile comience. Al menos con Katie aqui no me iba a sentir como un intruso.

—Sabes que estarían totalmente de acuerdo con eso—dice, haciéndome poner los ojos en blanco—. Incluso el alfa está de acuerdo con eso. Eso es lo que dijiste, ¿verdad?

—Sí. Fue  amable conmigo y con Jasper.

—Entonces, ¿qué te hace pensar que tus padres, que apoyan la igualdad de oportunidades, no te apoyaran tambien?

Suspiro y apoyo mi hombro contra la ventana. Las luces navideñas colgadas entre las farolas brillan y las aceras están llenas de turistas. Pasamos por una casa y mis ojos se detienen en una familia sentada en la mesa junto a la ventana.

Están riendo y sonriendo.

Katie tiene razón; No tengo motivos para pensar que mis padres no serían tolerantes y cariñosos por esto. Pero aún así no pude hacerlo.

No podía contarles sobre Jasper y yo.

—¿Qué les dijiste entonces?—presiona Katie.

No mentí exactamente. Pero tampoco fue la verdad.

—Les dije que había estado actuando raro debido al ataque, que no quería que se preocuparan, pero no les conté toda la historia.

—Y creyeron eso. ¿Qué parte de toda la historia les contaste?

—Les dije que me secuestraron y me llevaron al yate con un par de rehenes más.
Me olvidé de decirles que una amiga mía loca por los compañeros me eligió específicamente para poder reemplazarme y ser pareja de Jasper.

—¿Cómo se lo tomaron?

—Me creyerom. Lo juro, estoy esperando mi nominación al Oscar en cualquier momento

—¿En serio?

La verdad es que mamá empezó a morderse las uñas a la mitad y ya había terminado de hacerse la manicura cuando terminé mi triste historia. Luego, se levantó de un salto y me dio un enorme abrazo, que habría sido reconfortante en circunstancias normales.

Pero en esta ocasión sólo empeoró la extraña sensación de zumbido en mi pecho.

—¿Y que dijeron de la fiesta?

—Dije que era como una disculpa, una forma del el alfa y su familia para  compensarnos.

Ella levanta una ceja. —¿A nosotros?

—Si, ya sabes. Yo y los otros rehenes.

—¡Máx! Sé que la verdad es dura, pero ahora simplemente les estás mintiendo a tus padres.

—¡Lo sé! ¿Pero qué más se supone que debo hacer?

Katie me mira así como si la respuesta fuera obvia, como si la verdad fuera así de simple.

En mi cabeza sé que mis padres me amarán pase lo que pase, pero por alguna razón las palabras no me salen. Simplemente están atrapados dentro de mí, como una pila de ladrillos, agobiándome.

Persiguiendo al Hijo del AlfaWhere stories live. Discover now