Sus hermanos también se encontraban aquí. No había vuelto a ver al mayor desde ese día en la fiesta, él era mi supuesto mejor amigo en ese tiempo, y ahora se veía bastante cambiado. Aunque a diferencia de su hermana, él parecía estar mucho mejor. Su cabello negro está más largo de lo que recordaba y tiene una barba perfectamente cuidada que adorna su cara. Había crecido, al igual que yo.

Su vista está dirigida hacia los asientos de mi dirección, pero noto que no me observa a mí, sino a Marcos. ¿Por qué mierda lo miraba?

Él parece notar que lo veo mal, porque sus ojos conectan con los míos unos segundos. No hay arrepentimiento en ellos, no hay absolutamente nada.

Ni siquiera me dolía su indiferencia a todo lo que había causado en mi vida junto a su hermana. Ya lo había superado hace tiempo, pero me molestaba que siquiera se atreviera a mirar a mi hermano, sentía que podría hacerle algo con tan solo fijar sus oscuros ojos en él.

Él también tenía un hermano menor, este era pelirrojo y se encontraba sentado exactamente a su lado, mirándome de manera algo extraña.

Quería irme ya de este lugar.

—Su señoría pido permiso para la admisión del video 254, por parte del demandante, como evidencia

—Permiso concedido

El video se empieza a reproducir en las pantallas frente a todos. Mi boca se abre ligeramente ante lo que estoy viendo.

Había un chico de espaldas a la cámara, estaba vestido literalmente con mi ropa, la sudadera que le había dado a Rubby el día que murió su abuelo. El chico estaba golpeándola de manera demasiado agresiva. No parecía actuado, en serio la golpeaba y ella no paraba de gritar que se detuviera. Desvío mi mirada a otro lado, no podía seguir viendo eso.

Los gritos de ella en el video se escuchan en todo el tribunal, eran desgarradores. Levanto mi vista para mirarla en persona, Rubby observa el suelo en silencio, incluso la veo limpiarse una lagrima que resbala por su mejilla.

—Es una mierda

—¿Señor Baker?—cuestiona la jueza.

—Es una puta mierda—digo más alto, levantándome de mi asiento—. Ese video es falso, ni siquiera sale mi cara. Le di esa chaqueta cuando los paparazzis nos tomaron la foto donde supuestamente nos besamos

—Andrew—me advierte mi abogada.

—Señor Baker, le pido que por favor mantenga la compostura—dice la jueza.

—Vamos Rubby, sabes que esto no es verdad. ¿En serio te dejaste golpear así para poder culparme a mí? ¿Con que propósito? ¿Qué quieres?, ¿dinero?

Su mirada conecta con la mía. No puedo saber lo que piensa, pero apostaría lo que fuera que había algo de miedo en ella, como si en serio yo le asustara.

—Siéntese señor Baker, es su última advertencia

—Andrew, siéntate de una puta vez—susurra Anye a mi espalda.

Suspiro pesadamente y vuelvo a sentarme en mi asiento de mala gana.

(...)

Estaba algo ido, ni siquiera me había dado cuenta que llegamos hasta que los hombres me hacen una seña para que baje ya del auto. Lo hago y uno de ellos toma mis manos esposadas para dirigirme al edificio.

Miro a Marcos, Alex y Anye seguirnos hasta entrar.

El juicio se había puesto en pausa, ya que no habían suficientes pruebas para inculparme, pero tampoco para defenderme.

Como un rehén (BORRADOR)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon