Capítulo 10

136 9 4
                                    

10|Niño malcriado.



Unos minutos antes.

Billy

Voy un minuto al baño—le digo a Addy y bajo las escaleras hasta el primer piso, buscándolo.

Tanto beber me había dado muchas ganas de hacer pis; mi vejiga dolía. Volteo al sentir que alguien me persigue y Marcos pasa por mí lado chocando su hombro con el mío, de manera intencional.

—Idiota—murmuro y sigo buscando el baño. Tuve que preguntarle a un par de chicos, ya que luego de unos minutos aún no lo encontraba. Ellos me señalaron el final del lugar, así que me dirigí directo allá y efectivamente era el baño de hombres.

Entro y desabrocho el cinturón de mis pantalones de manera algo desesperada para hacer pis en uno de los urinarios; por suerte habían paredes que los separaban, así no podían verte nada a la hora de orinar.

Termino y me acercó al lavabo para lavarme las manos, y adivina quien estaba ahí... sí, Marcos.

—¿Estás siguiéndome?—habla, volteándose hacia mí; cuando se da cuenta de mi presencia.

—Qué más quisieras—me limito a responderle. Toco mi cabeza con cansancio y luego tomo un poco de agua entre mis manos para lavar mi rostro.

—¿También quieres salir de este lugar?—vuelve a hablar, bajando sorprendentemente la voz, haciendo que lo mire a través del espejo.

¿Aun seguía aquí?

—No he dormido bien, estoy un poco cansado—seco mi cara con mi propia camiseta, sin importarme mojarla.

Él hace una seña con su cabeza para que lo siga. Por un momento lo dudo, no me generaba demasiada confianza.

—Vamos, no voy a hacerte nada

Sale del baño sin esperar mi respuesta y me mantengo unos segundo más en mi lugar, debatiéndome si seguirlo o no, pero antes de que pueda siquiera pensarlo bien; ya estoy fuera del baño, buscándolo entre la multitud de personas. Lo veo mirar hacia atrás para asegurarse de que lo esté siguiendo.

Idiota. ¿Por qué estaba tan seguro de que lo seguiría?

Me apresuro a alcanzarlo de mala gana y subimos las escaleras hasta el segundo piso nuevamente, pero esta vez no nos detenemos ahí; sino que él sigue avanzando hasta dar con un pasillo donde se pueden observar muchas puertas. Me guía hasta la última y me sorprende la facilidad con la que esta se abre en cuanto gira la perilla.

Al entrar, noto que el lugar es como un pequeño piso. Lo primero que puedo ver es la cocina; más allá hay unos muebles y un pasillo que supongo daba a la habitación.

—Me gusta venir aquí cuando no soporto mas estas fiestas—Marcos se acerca al refrigerador y saca dos cervezas de el. Las abre y me pasa una.

Se sentía raro hablar con él de esta manera tan... normal. Siempre estábamos discutiendo. Nunca habíamos intercambiado más de dos palabras que no fuera para insultarnos.

No sé porque le caía tan mal. Pero el sentimiento era mutuo.

—Supongo que debe de ser agotador—digo tomando un sorbo de la cerveza.

¿Que debe de ser agotador? ¿En serio dijiste eso?

Que patético.

Estoy intentándolo ¿vale?. No sabía como tener una conversación tan... tranquila con Marcos.

—Sí, amo mi carrera, pero a veces es tan... desgastante—juega con la cerveza en su mano y se apoya contra la isla de la cocina.

—Ya puedo ver el por qué de tu actitud antipática—pienso, al parecer en voz alta, porque él me responde.

Como un rehén (BORRADOR)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora