Dos palabras, cinco letras

Magsimula sa umpisa
                                    

-No te burles.- Me dio un codazo- Apuesto a que me veo horrible bebiendo esto.

Agitó el pequeño vaso en el aire antes de ponerlo de regreso sobre la barra de la cocina. Negué de inmediato con la cabeza.

-No, estás adorable cuando haces muecas.- Respondí.

-Amo que mientas solo para hacerme sentir bien.- Dijo plantando un sonoro beso en mi mejilla.

No estaba mintiendo, pero no la contradije, tan solo le sonreí antes de besarla. El sabor de su boca era una mezcla perfecta entre menta y alcohol.

-Entonces, ¿Qué sigue? ¿Cómo funciona todo?

-Bueno...- Kevin carraspeó- Primero tenemos que tener una reunión con los productores de la disquera.

-Quieren escuchar nuestras ideas, hablar sobre nuestras canciones, el proceso creativo, hacer unas cuantas sugerencias, todo eso antes de poder grabar nuestro primer single.- Explicó Reese-Todo lo antes posible.

-¿Viajarán otra vez?

Camila asintió frente a la pregunta de Dinah.

-Sí. Dentro de tres días.- Dijo.

-¿Por cuánto tiempo? .- Miguel preguntó.

-Dos semanas.

Mi mirada cayó rápidamente sobre Camila cuando escuche a Drew. La castaña me sonrió un poco incómoda y le dio un trago a su bebida.

¿Estaría fuera dos semanas? Apenas había sobrevivido dos días, ¿Qué se supone que haría en dos semanas?

Me esforcé por no reflejar con mi rostro lo que estaba pensando. Camila estaba cumpliendo sus sueños por fin y yo no quería que nuestra relación, la cual apenas había comenzado, interfiriera con sus planes bajo ninguna circunstancia. Pero maldita sea, iba a extrañarla. Me había acostumbrado a tenerla a mi alrededor todo el tiempo. Me gustaba la rutina que habíamos creado, en donde era lo primero que veía al despertarme y lo último que veía antes de dormirme, en donde yo la sorprendía en el trabajo y ella me visitaba en la estación, en donde pasábamos nuestras tardes libres en la playa y la cena de los domingos con nuestras familias como era costumbre.

Bien, estaba exagerando. Solo estaría fuera dos semanas, no se estaba mudando a Los Ángeles.

¿Qué tal si eso pasa en el futuro?

Aparté de mi cabeza todos los pensamientos, ideas y escenarios negativos que mi mente comenzó a crear aprovechando mi momento de paranoia.

-¿Estás bien?

Dejé de recoger la basura y miré a Camila. Estábamos limpiando un poco el desastre de la fiesta antes de irnos a dormir.

-Sí, ¿Por qué? .- Sonreí.

Se encogió de hombros continuando con su tarea de apilar vasos plásticos a medio beber.

-No lo sé. No has dicho mucho durante la noche y parecías...ausente.

-Solo estoy cansada, no es nada.- Le resté importancia al asunto y ella asintió sin hacer más preguntas- Creo que con eso bastará.

Ambas miramos a nuestro alrededor. La sala seguía siendo un completo desastre debido al desorden, pero al menos ya no había vasos sobre todos los muebles o pedazos de pizza a medio comer en el sofá. Me deshice de las bolsas de basura y regresé al departamento. Camila se había metido en mi habitación, se quitó los zapatos y estaba quitándose la camiseta cuando entré.

Solté un silbido llamando su atención. Me miró por sobre su hombro y sonrió.

-¿Te he dicho lo mucho que te extrañe estos dos días? .- Pregunté acercándome.

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