𓂃 ࣪˖Capítulo 18. ִֶָ𐀔

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૮꒰ྀི⸝⸝LALISA MANOBAL⸝⸝꒱ྀིა

Soy peligrosa cuando de defender lo mío se trata.

Esas fueron sus palabras, como si tuviese un secreto del cual nadie supiera, me habló de aquel chico como si la causa de su muerte hubiera sido ella misma, pero no creo que sea posible, ¿Jennie en serio sería capaz de matar por amor?, ¿amor?, No, Lisa, eso no es amor.

Me bebí la tercera taza de café, no había podido cerrar los ojos en toda la noche, tecleando y buscando cosas en mi portátil, quizás pruebas del chico, el cual Jennie no me mencionó su nombre, pero yo tenía esperanza de encontrar. Quería pruebas, quizás encontrar algo que me confirmara que sus palabras solo fueron para provocar una reacción en mí.

Había llegado temprano a la universidad con la esperanza de encontrarme a Rosé y que me brindara un poco más de información, pero pasaban las horas y ella aún no se asomaba por la universidad. Pasé página por página sin tener información acerca de nada.

Estaba tan sumergida leyendo la información que cuando sentí la mano sobre mi hombro, llegué a pensar que era Rosé, me giré con una sonrisa para saludarla, pero en eso, lo que me encontré fue a Jennie. Ella tenía un semblante más colorido que otras veces, sus mejillas hoy estaban rosadas y sus ojos lucían más alegres.

No era impresión mía, Jennie sí lucía mejor que otros días.

—¿Me tengo que preocupar?, parece que esperabas a alguien más —supuso.

–A Rosé —cerré mi portátil para que ella no leyera nada—. Pero parece que hoy no viene.

—Tengo entendido que es su día libre, y cuando es así, no viene ni a saludar a su padre —explicó Jennie.

Fruncí el ceño, —¿A su padre?

—Sí, al director Park, su padre —dijo con obviedad—. ¿Qué?, no me jodas que te lo ocultó.

–No lo sabía —murmuré—. De todas formas me tengo que ir, las clases comienzan en media hora y prepararé todo.

—Media hora es mucho tiempo —me agarró del brazo—. Siéntate y conversa conmigo.

La miré con curiosidad, quizás si hay algo de verdad que le pueda sacar, Jennie se ve dispuesta y más reluciente. Me senté nuevamente y solté un suspiro.

–Quiero saber muchas cosas —dije.

—Depende de si te las puedo responder.

—Quiero saber el porqué dijiste eso ayer, lo de "soy peligrosa cuando de defender lo mío trata" —repetí sus palabras exactas, haciendo que a comisura de su labio se eleve—. Y se sincera.

—Fue un decir, ¿crees que yo lo maté?

—¿Qué te hace creer que yo creo que tú lo mataste?

—Esto –abrió mi portátil y señaló la página abierta—. No vas a encontrar nada, la noticia ya es algo vieja, de tres años atrás, la gente no lo recuerda.

—¿Fuiste tú? —inquirí.

—Primero quiero que me respondas, ¿qué cambiaría si te dijera que sí? —investigó—. ¿Me odiarías?

—No tendría respuesta, la verdad, pero sería rara que no hubiese pagado por ese crimen –junté mis manos—. Jennie, esto no es un juego, tienes que ser sincera.

—No, no lo maté, pero si hubiese sido así, no tendrías pruebas para inculparme —jugueteó—. Admite que te pondría saber que soy una asesina.

Hizo el intento de tocarme, pero yo aparté mi mano, quizás en estos momentos asquerosos su toque o su cercanía ante el tema mencionado.

Jupiter. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora