HEAVENLY━━━ "Because this is where I want to be
Where it's so sweet and heavenly"
Andromeda Koen siempre supo que había algo raro con ella, es decir, veía cosas que los demás no y podía 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳 lo que los demás no.
Y todo toma sentido cuando d...
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AL DÍA SIGUIENTE, ANDROMEDA DESPERTÓ GRACIAS AL BULLICIO DE los habitantes de la cabaña 11. Luke Castellan, el capitán de la cabaña de Hermes y un chico bastante agradable, se encontraba regañando a algunos de sus hermanos y cuando se dió cuenta de que la pelirroja estaba con los ojos abiertos dejó a un lado a sus campistas y sonrió con entusiasmo en su dirección.
Andromeda suspiró.
Luego de su llegada al campamento mestizo y hablar con Quirón, se vió obligada a ver un vídeo muy raro, con el dios Apolo de anfitrión, explicándole más a fondo las cosas. Para la noche, ya se había acoplado a los hijos de Hermes, más bien a Luke quien se encargó de ser un guía personal para ella.
Su tía se había marchado luego de la cena, dándole algunos dracmas, diciéndole que le servirían en el futuro, y un guiño de despedida.
──Arriba, novata. Hay que entrenar.
La pelirroja se paró desganada. Esa noche había tenido sueños raros que involucraban monstruos persiguiéndola y para finalizar, esos ojos azul profundo mirándola con tanto amor que Andromeda dudaba que que aquello no fuera real.
Tenía una extraña sensación en el estómago.
La mestiza salió detrás de Luke luego de irse a cambiar su ropa por la camiseta naranja del campamento. No le agradaba. A Andy no le agradaba el color naranja, prefería el verde, el azul o incluso en rojo, pero el naranja para nada, porque resaltaba sus rasgos y ella odiaba llamar la atención.
Durante las primeras horas del día, Luke la guió a través del campo, enseñándole las luchas de espada y cómo utilizar un arco, debía admitir que su don con el tiro al arco era natural y eso sorprendió bastante al rubio.
──Eres buena para ser tu primera vez ──felicitó Luke, viendo como la flecha de la pelirroja casi dió de nuevo al blanco solo fallando por unos centímetros. Y Andromeda no pudo evitar sonreír con orgullo.
