57-No entiendo nada

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-No va a pasarme nada, no tienes que preocuparte por eso-le aseguré y el me miró con pena.

-Por lo pronto mientras esté en el hospital dormimos los dos en casa, porfavor, y si te pilla lejos de la uni pues podemos alquilar algo para los dos, eso no es proble...-lo corté.

-Cariño, no tengo problema en quedarme en tu casa-le aseguré y el asintió nervioso.

Entre el trayecto de ida y vuelta, y el rato que habíamos estamos en el hospital, cuando llegamos a casa eran casi las seis de la mañana, y Pablo tenía entrenamiento a las ocho.

Se echó en la cama cansado en cuanto entramos y yo aproveché para echarme encima de él y acurrucarme, parecía que en sus brazos todo iba bien.

-¿Nos damos una ducha calentita?-le pedí y el asintió levantándose conmigo en brazos y andando hasta el baño.

Cerramos con pestillo y nos metimos en la ducha, estaba muerta de sueño, y ni quería imaginarme como estaría Pablo.

Ninguno dijimos nada, solo nos duchamos dándonos muchas caricias, el estaba mal por mi, y yo mal por mi padre.

Cuando nos vestimos y yo me sequé el pelo un poco, bajamos a desayunar y Belén, Pablo padre y Leonor ya estaban en la cocina.

-¿Os habéis caído de la cama?-preguntó leonor con una sonrisa, pero al ver nuestras caras largas cambió la expresión-¿Pasa algo?-preguntó.

-Hemos estado en el hospital esta noche, mi padre está ingresado de nuevo-dije con la voz algo rota.

-¿Qué ha pasado?-murmuró belén acariciando mi brazo.

Les contamos todo lo que sabíamos, aunque no era mucho, y rápidamente pablo padre coincidió con su hijo en que no era buena idea que estuviese viviendo allí.

Sabía que se preocupaban por mi, pero no podía dejar solo a mi padre en un momento así.

-¿No entiendes que te lo digo por tu bien?-me dijo pablo con desesperación en la voz.

-Pablo, no puedo dejarle solo, ¡es mi padre tu lo harías por el tuyo!-le recriminé.

-Puedes traerlo a casa como la otra vez, somos tu familia-me recordó belén.

-El no va a querer, y no quiero abusar de vuestra hospitalidad, os lo agradezco, pero no es una opción-le dije acariciando su mano.

-Entonces yo me voy contigo-dijo pablo levantándose y yo abrí los ojos.

-¿A donde?-pregunté.

-Pues a tu casa-me dijo obvio.

-Amor, te pilla lejos de la ciudad deportiva-le dije.

-madrugaré más-me dijo encogiendose de hombros-no voy a dejarte sola, preciosa-me dijo acariciando mi cara y yo cerré los ojos al sentir su tacto.

Me relajaba, era como salir y entrar en una burbuja en la que solo estaba él.

-Gracias...-murmuré abriendo los ojos y el me abrazó fuerte por detrás dejando un beso en mi mejilla.

-Por nada-dijo dejando otro beso en mi hombro.

El se fue a entrenar, y yo volví al hospital acompañada por los padres de Pablo, que insistieron en acompañarme.

Cuando entré a su habitación estaba vacía, y el corazón se me paró por unos instantes, fui al mostrador intentando mantener la calma y la muchacha me miró extrañada.

-Le dieron el alta hace unas horas y se fue con un chico alto-me comentó y yo apreté los ojos respirando.

Le habían dado el alta y ni siquiera me había avisado, eso era mi padre.

Estaba enfadada, y belén fue la que acarició mi mano intentado relajarme.

-Tranquila cielo-me dijo y yo asentí intentando respirar profundamente.

-¿Os llevo a casa, o queréis venir conmigo?-les pregunté.

-Vamos contigo-dijo pablo firme y yo asentí.

Al llegar a casa, divisé el coche de saúl en la calle, asique nada más entrar me los encontré a ambos en el salón.

-Gracias por avisarme que te daban el alta-le eché en cara nada más entrar.

-Hija, no...-paró al ver a los padres de mi novio-¡hombre, consuegros!-dijo intentando ponerse de pie para ir a saludarles, pero tuvo que llevarse la mano a las costillas.

Fueron belén y Pablo los que se acercaron a saludar, y yo fui a echarme agua a la cara a la cocina intentado aclarar mi mente, que estaba más que confundida.

-Creía que no te volvería a ver sin el futbolista ese pegadito a tu culo-murmuró saul entrando a la cocina...

(CONTINUARÁ...)

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