Interrogaciones

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El suelo comenzó temblar haciéndome despertar de una siesta. Estaba rodeada por oscuridad, los chirridos de lo que parecía un ascensor eran fuertes agudos y horrorosos. El ascensor subía a tirones, como si el de una vieja mina se tratara. Me puse de pie buscando la salida mientras me tapaba mis oídos. Por más que le pegara patadas a las paredes del ascensor no hacía nada. Pronto el olor de aceite quemado invadió mis orificios. Me tiré al suelo, quería llorar pero no podía. Golpeé el suelo con mi puño, notando el frío del hierro del elevador, dejándome rojo el puño. Entonces, por fin, salió una lágrima. Me arrastré por el suelo buscando algo para poder defenderme cuando el ascensor parara y me encontrara en no sé donde. No había nada absolutamente nada. Seguí buscando por las esquinas, en unas de ellas encontré una navaja que pensaba utilizarla.

El elevador paró y aseguré el fin de mi vida, pero nada ocurrió. Me senté en una esquina y me hice bolita con la navaja en posición de defensa.

—¿Qué coño hago aquí?...— me pregunté.

Pero no podía recordad absolutamente nada. Ni mi nombre, ni mi familia, de ningún lugar, ninguna conversación. Nada de lo que me podía arrastrar aquí.

Me cago en mis muertos.

Me limpié el sudor con mi muñeca. Joder. Hacía frío y estaba en tirantes y aún así sudaba del miedo y la ansiedad.

Por un momento el temblor comenzó de nuevo, moviéndose para arriba. Me puse de pie tan rápido como pude y me coloqué en el centro en posición de defensa. Unas puertas encima de mi se abrieron lentamente emitiendo mas chirridos. Entre cerré los ojos al ver el contraste de la luz con la oscuridad, me escocían después de tanto tiempo en la oscuridad.

Oí unas voces, de chicos. Fui abriendo lentamente los ojos, al principio eran simple sombras moviéndose, luego eran personas y por ultimo pode ver a gente, cada rostro. Me miraban extrañados y entonces entre ellos se hizo un paso un chico. Todos eran chicos, algunos más mayores que otros. Quería echarme a correr.

—¡Es una chica!— dijo bajando al hueco donde estaba y entonces mi posición de defensa se volvió más fuerte.— . Puedes bajar el arma. Estas en un lugar seguro— habló.

—Sí, bienvenida al Claro chica nueva.— habló uno entre murmullos.

—Esa me la pido para mi.

—¿Cuántos años tiene?

Asentí y bajé la guardia aún con la navaja en mi puño. Salí del agujero junto al chico. Pisé el suelo. Podía escuchar a los chicos hablar pero mi cerebro nublaba sus conversaciones.

«1...— conté mentalmente para mi— 2... y... ¡3!»

Entonces pasé mi brazo por el cuello del chico que antes me había hablado y le apunté con la navaja. El chico se quiso deshacer del agarre pero le puse la navaja en el cuello.

—Retroceded cinco pasos o lo apuñalo.— dije y luego señalé a los demás con la navaja y retrocedieron justo como yo dije, volví a apuntar al chico que estaba agarrado por mi. Él intentaba separarse de mi sin hacerme daño.— ¿Cómo te llamas?

—Newt.—contestó.

—Bien Newt, vas a contestar las siguientes preguntas y si me son convincentes sales con vida.— el asintió.— ¿Qué hago aquí?

—Cada mes suben a una persona.— respondió.

—¿Con el fin de qué?

—Supongo que para no dejar a nadie solo.

—Ajá— apreté mi brazo contra su cuello— , di la verdad.

—¡Te la estoy diciendo!— él golpeó mi brazo y aflojé mi agarre.

La cura de algo incurable-NewtWhere stories live. Discover now