Especial Navideño

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Gwen

Si me dieran un reloj para medir el tiempo que ha pasado, diría que se me ha escapado de las manos. Es increíble cómo tu mundo cambia cuando tienes pequeñas partes de ti creciendo constantemente, en un momento son unos pequeños bebés que entran en tus brazos y ¡boom! de repente ya son unos niños muy traviesos que no paran de alborotar el entorno.

—¡Mamá! ¡Gareth no me suelta el cabello! —sisea Milay mostrando sus colmillos que ya se están formando.

Y ahí vamos de nuevo.

—Gareth deja a tu hermana —regaña Kaie apareciendo como siempre en el momento indicado antes de que yo vaya a por ellos.

—¡Ella empezó! —mueve sus brazos frenéticamente para salir del agarre de su padre y hace un puchero al darse cuenta que no va a lograrlo— ¡Me arrancó una escama de mi cola!

—¡No es cierto! —repone ella corriendo con sus piernas hacia mí en busca de apoyo.

Me ve con unos ojitos que siempre me convencen de darles su gusto, mi niña ha crecido bastante al igual que sus hermanos. Sobre todo, sus características humanas y Naga's se han marcado más con el paso del tiempo, tiene toda la fortaleza de la especie de Kaie y lo que más me gusta ver de ella entre sus cambios notorios, como su apetito en largos lapsos de tiempo, sería el color de sus mechones ondeados que ya le llega un poco más debajo de los hombros.

—La verdad —le digo acariciando su cabecita pelirroja con algunos mechones plateados que poco a poco han ido apareciendo más y más a diferencia de su mellizo.

Ella está a punto de contestar, pero solo queda un suspiro.

—Sí le arrancó una escama, aunque creo que fueron unas cuántas más —aparece Kalith sosteniendo a su hermano, al parecer al final sí logró escaparse de Kaie.

—¡Chismoso! —acusa y le saca la lengua sin dejar de rodearme con sus brazos antes de mirarme una vez más con esos ojitos— Es que yo no tengo una cola mami, solo quería unas cuántas de sus escamas para que también me crezca la mía.

—¿No te gustan tus piernas? —pregunto y la alzo entre mis brazos.

—Sí, pero me da curiosidad cómo se siente tener cola —ahora es Milay la que hace un puchero envolviendo sus piernitas en mi cintura para aferrarse a mí—. ¿No puedo tener los dos?

—No lo creo —respondo sin poder contener la risa, es tan tierna que podría comérmela a besos.

Kalith suelta a su hermano diciéndole unas palabras para que se quede quieto y hago lo mismo con la pequeña que tengo encima para que vaya con su mellizo, ambos se ven y dan una sonrisa cómplice de alguna travesura que acaban de compenetrar más que seguro, se toman de la mano y escapan entre risas olvidando toda la pelea de hace instantes atrás.

Unos brazos me rodean de la cintura y en segundos estoy en el aire, la fragancia de Kaie me tranquiliza y me saca unas cuántas risas antes de estar a su altura y tener su rostro frente al mío. Me envuelvo en esa mirada tan llena de nosotros en el inmenso color del zafiro y no me abstengo de darle un beso rápido.

—Creo que ya es momento de enseñarles a cazar a esos dos para que tengan algo en qué descargar toda esa energía —sonríe negando lentamente con la cabeza y coloca su frente contra la mía.

—Siento el olor de Rakho —avisa Kalith justo cuando bajo del agarre de su padre y ahora lo atrapo en mis brazos, sus mechones plateados brillan con la luz de los diamantes que hemos acoplado a lo que una vez llamé el lugar que parecía un paraíso.

Aquí están muchos recuerdos y desde tiempos más antiguos antes de mi llegada a Orlox, ya que también fue un lugar importante para todos los hermanos de Kaie en su infancia. Es de noche, pero tenemos el frío controlado en cierta parte y las ropas también ayudan, la nieve ha cubierto todo el entorno y el manantial está completamente congelado. Cosa que está capturando la atención de los mellizos por querer romperlo.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora