Capítulo 10

5.6K 635 60
                                    

Llegamos al refugio en el que nos hemos hospedado estos últimos días y en el transcurso decidí nombrarlo Paradise, es lo que su aspecto pareciera y se me hace más fácil conocerlo así. El nombre no es nada original, soy consciente de ello, pero en mi defensa creo que el ardor en mi brazo me está afectando la cabeza. La herida que dejó esa bestia cada vez se intensifica más, es como un escozor que arde horrible, aunque soportable... creo, y al notar mi mal aspecto más que seguro, Kaie se apresuró en llegar al lugar.

Es una lástima que nuestro momento, hace apenas unos minutos atrás, haya tenido que romperse por la herida que no deja de sangrar. Ni bien llegamos, Kaie me deja recostada sobre una piedra cerca al manantial y él ingresa al agua con avidez. Me desata las prendas para que tenga algo que ponerme al salir y me carga en sus brazos, sumergiendo mi cuerpo poco a poco en el agua. Las frías gotas hacen adormecer mis brazos y un pequeño escalofrío recorre mi columna por el cambio repentino de temperatura.

Me fijo en él y parece más absorto en sus propios pensamientos que en verme realmente como siempre lo hace en estos momentos. No lo entiendo del todo, pero su rostro de estar concentrado en algo importante no desaparece y confío en lo que tiene que hacer. Seguido de su evaluación, coge mi brazo herido con delicadeza y al levantarlo hace que me escosa más, pero no me quejo o trato de no hacerlo, según pasa el tiempo la herida se va profundizando y siento el brazo cada vez más pesado.

No me atreví a mirarlo para comprobar su estado, si lo hacía podría hasta desmayarme más que seguro, con el dolor ya tenía una idea más que bien hecha en mi cabeza. Pero antes de sumergirnos en el agua mis ojos me traicionaron un poco y pude notar las garras marcadas de un rojo vivo que se iban oscureciendo en un tono negro alarmante. Por eso, decidí que lo mejor era no volver a mirar lo que ocasionó esa cosa ni por casualidad.

—Hay que purificar la herida —afirma sin despegar la vista de la herida y, a pesar de su ceño fruncido, su rostro sigue siendo atractivo.

—¿Es... grave?

—No, pero debí apresurarme en curarte antes —presiona sus labios en una fina línea como muestra de su propia molestia.

Sin más, se corta la palma de la mano con una de sus garras y me crispo al verlo herirse de esa forma sin pestañar siquiera. Su sangre de un color distinto al mío cae manchando el agua cristalina en tonos lilas y rojos al combinarse con la mía. Posa su mano a la altura de las cuatro líneas dibujadas por las garras de la bestia en mi brazo y hace que su propia sangre recorra sobre la herida. Siento un leve ardor cuando su sangre cubre cada rasguño en mi piel que me hace morder los labios y cerrar los ojos.

—La sangre de los Naga's neutraliza cualquier herida intoxicada hecha por un Sgrwach o bestia parecida. Nuestro veneno contrarresta a cualquier otro —explica y solo puedo presenciar todo impresionada una vez más por lo fuerte que es su especie y cómo pueden serlo las demás criaturas de este mundo.

Poco a poco el dolor va desapareciendo y la sangre deja de salir como si ya hubiera cicatrizado, aunque la herida ha quedado marcada de un rojo irritado de mi piel después de que Kaie la limpiara con agua. Mientras lo hacía me era imposible no ver su pálida piel manchada de su propia sangre... También debía de arderle, aunque sea un poquito, pero si era así no lo reflejaba para nada, lo único que veía en su expresión era sus ojos concentrados en mi brazo herido.

—Tu mano... —trato de disculparme al verlo enjuagarse la herida que se hizo al acabar con la mía.

—Sanará —se apresura en contestarme con una sonrisa que suaviza mi preocupación.

Después, mientras yo espero dentro del manantial con el agua que me llega hasta la cintura y, por ello, me sumerjo un poco más para aclimatarme a las suaves corrientes de aire. Kaie agarra varias plantas, más bien las está seleccionando y en una gran hoja coloca todas las especias frente a mí en la orilla, ahora que las puedo ver de cerca, detallo la forma de las que trajo.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora