—Déjame ver —dice y se sienta junto a mí.

Observa mi tobillo con seriedad, pareciendo extremadamente preocupado por ello. Pobre. Si supiera que solo estoy fingiendo. Hago una mueca mientras poso mi mano sobre su hombro, no presta atención a eso, entonces aprovecho que sigue viendo mi tobillo y me levanto con rapidez, comenzando a correr.

—¡Eres una tramposa, Donnut! —exclama y escucho cómo se pone de pie.

(...)

—Mm... —digo mientras como papas fritas.

Luego de haber terminado la carrera —que gané yo— buscamos algo de comer, Tyler eligió una hamburguesa y yo unas papas fritas. Cualquiera pensaría que mi apetito se desvanecería tras limpiar el mismo tipo de comida de los pisos y paredes de esta cafetería. Y así fue por un tiempo. Pero ahora solo estoy muy cansada y estas papas fritas, están siendo mi consuelo.

—Sabes —dice—. No eres a como pensé que eras.

—¿Cómo pensaste que era? —digo divertida.

—Bueno, la típica chica caprichosa y mimada —dijo y me quita una papa. Le miro mal, pero ignora eso y sigue hablando—. Bueno eres algo caprichosa y algo egocéntrica... ¿Sabes qué?, retiro lo dicho.

—Oye... —golpeo levemente su hombro—. No soy así. Es solo que... bueno, estaba enojada porque supuestamente ya podía quedarme sola en casa. Además, regalaste mi auto por internet.

Llámenme exagerada o lo que quieran, pero no supero eso. Fue mi regalo de cumpleaños, ni siquiera pasó un año desde que lo tengo.

—¿Hace cuánto sales con Jeremy? —pregunta, cambiándome de tema.

Agradezco que Jeremy y yo no hubiéramos hecho planes para hoy.

—Casi un año —respondo sonriendo—. El próximo sábado es nuestro aniversario.

Planeo regalarle una caja con muchos chocolates, y caramelos. Además de las golosinas, la caja también contará con doce fotos polaroid de nosotros y detrás de cada una de ellas tendrá escrito razones por las cuales lo quiero. Sí, extremadamente cursi. Caroline casi vomita cuando le conté lo que planeaba.

—¿Por qué te caigo mal? —pregunto.

Debe estar bromeando.

—Regalaste mi auto por internet.

—¿Si te digo que no lo regale, seriamos amigos y podré vivir en paz estos meses? —pregunta elevando ambas cejas.

—¿No lo regalaste?

—Yo pregunté primero. —Ruedo mis ojos.

—Sí, tonto —respondo hincando mi dedo en su hombro—. Si me dices eso y me das mi auto, puede que no te haga la vida imposible.

Tyler sonríe.

—Bien.

(...)

Me despierto cuando siento unos pequeños golpecitos en mi trasero. Abro los ojos y los cierro rápidamente la luz me encandila. Los vuelvo a abrir lentamente acostumbrándome a la claridad. Cuando los abro completamente veo el rostro de mi mejor amiga.

—¿Caroline? —pregunto tapando mis ojos con mi mano derecha. Ella está vistiendo una blusa blanca con una falda de jean tiro alto. Para frente a la luz que me encandilaba y está la hace ver como si tuviera un aura blanca a su alrededor—. ¿Qué haces aquí? ¿Estoy soñando?

—No, no estás soñando. —Ríe levemente—. Estoy salvándote de estar en este infierno.

Caroline me tiende su mano y la tomo. Me ayuda a levantarme y suelto un gruñido al incorporarme. Mi espalda necesita dormir en un colchón en vez de una mesa de la cafetería.

Mi estúpido niñero [DISPONIBLE EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora