Pasando por el corazón

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Diciembre 2023, 2022, ... 2000... 1990... y sigo retrocediendo...

Tengo 11 años...
Este es un año especial para mí, pues terminé la escuela. Me emociona pensar que el año próximo comenzaré el liceo.
-¡Ya estás grande, Adriana!, me dicen mamá y papá, con la emoción y el orgullo pintados en sus rostros.
Aún vivimos en la casa de abuela Maruja y en esta época de calorcito disfrutamos muchísimo de las reuniones en el patio. La mesa de hormigón amarillo y los dos bancos que la rodean, nos invitan a sentarnos a la sombra de la parra, esa que nos regala unas deliciosas uvas "frutilla". Durante la época de clases ese es el lugar donde hacemos los deberes, pero en diciembre es diferente. Ahí jugamos al Ludo, a las Damas, a las Damas Chinas, al Mikado, dibujamos, desayunamos, merendamos, tomamos mate dulce. Muchas veces, a la hora de la merienda, están los Monti, los Rodríguez, y algunos amigos de la escuela. ¡Qué rondas de mate hacemos!
Finalizan las clases y tenemos como quince días de tranquilas vacaciones. Después empiezan los preparativos para la Navidad. Salimos con papá a buscar alguna linda rama de pino y armamos el arbolito con muchas bolas de vidrio de colores brillantes. A Jorge, a Joselo y a mí, cuando nos peleamos por colgar las más lindas, siempre se nos rompe alguna, pero como tratamos de que mamá no se entere, nos amigamos rápidamente para disimular. En lo alto del arbolito colocamos una hermosa estrella. Rodeamos el balde, donde enterramos el arbolito, con papel de roca, lo extendemos y lo salpicamos con el pastito que arrancamos de algún cantero. Colocamos uno o dos espejitos que simulan lagos, encima ponemos unos lindos patitos de cerámica. Luego colocamos al niño Jesús, a la virgen María y a San José. A Melchor, Gaspar y Baltasar los ponemos más lejos porque recién llegan en enero. Mamá nos da algodón para que colguemos del árbol y parezca que está cubierto de nieve.
Cuando lo terminamos lo miramos satisfechos. ¡Nos quedó precioso!
Nos vamos a lo de Monti porque nos avisaron que ya tienen pronto el pesebre. Cuando lo vemos quedamos de boca abierta. ¡Está divino! Le pusieron unas lamparillas que le dan un color espectacular. Ellos lo arman en la estufa.
-¡Nosotros no tenemos esas lamparitas!, comentamos. ¡Ni estufa!, agregamos.
-¡Eso no importa!, nos dicen Beba y Wilson. No todos tienen que ser iguales, insisten.
Nosotros quedamos contentos pero todas las tardecitas iremos, como los años anteriores, a mirar el pesebre con luces, a lo de Monti.
Los preparativos siguen con todo lo que comeremos. Cosas saladas, cosas dulces. Mamá y abuela cocinan y cocinan.
Nosotros, los más chicos, pelamos y pelamos frutas para hacer una ensalada. ¡Ufff! ¡Nos toca lo más trabajoso!
¡También hacen helados!
Con mis hermanos revolvemos el cristalero para saber dónde guardan los turrones. ¡Qué ricos son!
Tío Oscar viene a hacer un cóctel que nosotros no debemos tomar, pero el tío, siempre bochinchero y alegre, nos deja probarlo. ¡Está delicioso!
Papá se encarga de hacer carne asada.
¡Son días de mucho ajetreo! ¡Son muy divertidos!
La casa huele a felicidad mezclada con olores y sabores que solo se dan a finales de diciembre.
Llega el 24. En la radio escuchamos muchos villancicos pero el que se repite muchas veces es ese que dice: "Noche de paz, noche de amor..."
¡La casa se llena de familia! ¡Estamos todos! Tíos, primos, abuelos, nosotros... ¡Todos!
¡Qué bochinche! Risas, cantos, charlas entreveradas...
Mañana nos levantaremos tempranito para ver qué nos trae Papá Noel. Después nos iremos a la plaza a jugar con nuestros amigos y a mostrar nuestro regalo. A mí, el año pasado, me trajo un juego para bordar y eso que no sabía bordar. Mamá me enseñó.
¡Qué lindas son las Fiestas!
.............. 2023
Cuando somos chicos, queremos crecer. Y ahora que somos grandes nos encantaría ser niños, para volver a ver aquellas mesas repletas de tantos seres amados que ya cruzaron a la otra orilla.
Es cierto que las ausencias duelen y parecen doler, más aún, en estas fechas.
Pero no hay lugares vacíos, pues hay savia nueva que los van ocupando . Las raíces fuertes dan ramas y frutos llenos de su savia, renovada.
Y siempre hay un dicho, una canción, un gesto, una carcajada, que nos recuerdan que ellos siempre están.
Podemos ponernos tristes y nostálgicos, pero no debemos dejar de agradecer lo vivido y las hermosas familias que hemos formado a partir de nuestras maravillosas raíces.
¡Feliz Navidad!

ilargiluna 21
19/12/2023

Rebobinando la vidaWhere stories live. Discover now