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Harry observaba a Ron prácticamente dando saltitos por los pasillos del colegio, camino a la salida. Por mucho que se hiciera el ofendido y actuara el papel de amigo celoso, estaba feliz por él. Casi nunca veía a su mejor amigo así de emocionado, no cuando la mayoría de las cosas se le presentaban de antemano en sus sueños o interpretaciones de tazas de té, pero aquella cita le era un completo misterio y parecía tener grandes expectativas en ella.

—¡Vamos, Harry! ¿Por qué caminás tan lento?— se quejó, tomando su brazo y tirando de él.

—¿Tal vez porque no me espera una cita sino tu hermana loca?— dijo, pero aun así aceleró el paso.

No tardaron en llegar a las grandes puertas y salir al exterior. Muchos alumnos también se encontraban allí, los de tercer año eran un cúmulo de niños emocionados alrededor de sus jefes de casa, los mayores estaban más calmados y ya partían rumbo al pueblo. Ellos dos se pararon a un lado de las escaleras a esperar.

Apenas pasaron unos minutos cuando Blaise Zabini se acercó a ellos a paso seguro y elegante, luciendo una sonrisa deslumbrante. Harry miró a Ron con sorpresa.

—¿No que odiabas a los Slytherins?— se burló en un murmullo. Ron se ruborizó, pero no dijo nada.

—Hola, Ron. ¿Listo para nuestra cita?— preguntó el moreno, parándose frente al pelirrojo.

—Sí, vamos.— contestó con una sonrisa tímida, dando un paso hacia adelante y tomando la muñeca del más bajo entre sus dedos, tirando hacia la salida. —Chau, Harry, no te mates mientras no estoy.— se despidió.

—Antes me mata tu hermana.— dijo, rondando los ojos. Luego, adoptó una postura erguida, con los hombros rectos y los ojos entrecerrados en una expresión bastante intimidante considerando su musculatura. —Me lo cuidás al nene, Zabini.

—Lo que digas, Potter.— dijo con un deje de burla, pero en su expresión pudo notar que lo haría.

Los miró desaparecer por el camino, Ron agarrado del brazo del moreno, hablando tímidamente. Harry deseaba que les vaya bien. Y con ese pensamiento, también comenzó a caminar hacia el pueblo para encontrar a sus amigas en el pub.

Algunas personas lo saludaban y parte del camino lo hizo charlando sobre el próximo partido de quidditch con Katie Bell y Heidi Macavoy hasta que se encontraron con otras amigas y fueron por diferentes caminos. Se detuvo en algunas tiendas también, compró algunos dulces para Hermione, echó un vistazo a la nueva sucursal de los Gemelos Weasley y finalmente se entretuvo unos cuantos minutos en la tienda de equipos deportivos.

—Que sorpresa encontrarte acá, Harry.— una voz dijo a sus espaldas. Harry lo reconoció al instante y volteó con una gran sonrisa en su rostro.

—¡Cedric!— exclamó, feliz de ver a su amigo, y se lanzó a abrazarlo. —¿Qué hacés por acá?— preguntó, alejándose del chico para verlo a la cara, ambos sonriendo.

—Tenía algunas cosas del trabajo que ver por el pueblo y decidí dar una vuelta para saludar cuando terminé.— explicó, volviendo a tirar de Harry en un abrazo. —¡Creciste re mucho! Ya casi tenemos la misma estatura.— comentó, desordenando su cabello oscuro.

—¡Al fin! No te imaginás lo que sufrí todos estos años, recién a principios de año pegué el estirón. Mamá creé que hasta acá nomás llegó, pero papá tiene fe de que crezca unos centímetros más.

Cedric se rió, encantador como siempre, y luego siguieron una leve conversación sobre como iban las cosas en sus vidas desde la última vez que hablaron hace ya un par de años. Harry terminó de comprar un par de materiales de mantenimiento para su escoba mientras escuchaba sobre el nuevo puesto de trabajo del ex Hufflepuff en el ministerio.

ya bésense | harcoWhere stories live. Discover now