🎄 Capítulo 5 - Rebeca

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Antes de que mi abuela muriera, me encantaba ver vídeos de personas que decoraban sus casas o de ilustradores que dibujaban escenas navideñas

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Antes de que mi abuela muriera, me encantaba ver vídeos de personas que decoraban sus casas o de ilustradores que dibujaban escenas navideñas. Podía pasarme horas viéndolos sin cansarme, hasta el punto de no saber qué hora era. Ahora no puedo. Ese tipo de cosas son las que me recuerdan a ella y las que, para qué negarlo, me hacen llorar. Por eso evito todo lo que pueda despertar esta tristeza que siento desde que no está.

Sin embargo, no estaba preparada para el sueño que tuve ayer. Tuve un encuentro extraño con ella en el que me pedía que recapacitara y aceptara la propuesta de Lucas. ¿Cómo podía saberlo? No lo sé, pero no puedo dejar de pensar en ello ni siquiera mientras el profesor está explicando. Apoyo la cabeza en mi mano derecha, apoyada sobre la mesa, y observo mientras intento que algo de lo que dice cale en mi mente, pero es imposible. Las palabras de mi abuela y las sensaciones aún permanecen en mí, como si continuara en el sueño. Tan sumergida estoy en mis pensamientos, que alguien me zarandea con suavidad.

—¿Eh? —Sacudo la cabeza—. ¿Qué pasa?

—No, ¿qué te pasa a ti? La clase ya ha terminado.

Alzo la mirada y me encuentro con los ojos claros de Lucas. Parece preocupado.

—Disculpa, ¿podrías dejarme después los apuntes que hayas tomado?

—Sí, claro, pero ¿te encuentras bien? —insiste y alza una bolsa con galletas de chocolate. Se me hace la boca agua, pero me resisto y no le pido una—. Toma, coge una galleta. Las hice con mi abuela ayer...

Tapo la boca con la mano derecha para ocultar el temblor de mi barbilla. No quiero llorar. No quiero llorar. No quiero llorar. Aunque no deje de repetírmelo, no logro calmarme porque el recuerdo del sueño vuelve a mí, sus palabras, su mirada, el abrazo que nos dimos. Joder.

—A mí no me engañas... no estás bien, ¿verdad? —me susurra, un poco más cerca.

Para no estar agachado, se sienta en la silla de la mesa que tengo delante, en la que no hay nadie. Nunca lo hay porque no suelo sentarme demasiado cerca de nadie.

—Sinceramente, no. Ayer tuve un sueño... desgarrador. —Mi mirada se pierde en algún punto de la mesa de color verde claro antes de continuar—. No fue una pesadilla, fue un sueño bastante agradable, pero eso no implica que sea menos doloroso y a la vez... en fin, que me hizo feliz. Y aún me siento así. Además, creo que intentó mandarme un mensaje...

De nuevo, observo sus ojos claros y hago un pequeño tour por el resto de su cara. Cuando mi vista se posa en sus labios, Lucas pasa la lengua por ellos y entonces noto la calidez de su mano. Se ha atrevido a tomar la mía.

—Pero eso es maravilloso, ¿no? —pregunta con cautela.

Suspiro.

—Sería maravilloso si siguiera viva, así no odiaría la Navidad y sería como tú: una persona que adora estas fiestas, que disfruta adornando su hogar y preparando las comidas especiales con su ser querido. Pero no lo está —mi barbilla tiembla de nuevo y muerdo mis labios en un intento estúpido por no llorar. No puedo permitírmelo. No quiero llorar delante de mis compañeros, aunque estén más pendientes de sus cosas que de lo que hablamos Lucas y yo— ni lo estará. Nunca más.

—Lo siento mucho...

—No te preocupes, la perdí hace tres años. En teoría no me duele, al menos no tanto, pero es solo una mentira que me gusta repetirme. Quizá algún día se haga realidad...

—Lo superarás, ya lo verás.

Noto su caricia sutil en mi mano derecha. Tal vez no quiera superarlo, es lo que pienso mientras contemplo su pequeña sonrisa. Reconozco mi egoísmo al no querer hacerlo, pero también sé que llegará el momento en el que no me duela recordarla. En parte también deseo que llegue ese momento. Incluso para mí es contradictorio.

—No necesito tu consuelo ni tus palabras de ánimo, Lucas. —Es como si todo hubiera formado parte de un hechizo, una ensoñación de la que acabo de despertar—. Tampoco sé por qué te he contado todo eso...

Recojo mis cosas lo más rápido que puedo para irme. Mientras tanto, Lucas sigue hablándome, pero yo intento no prestarle atención. Demasiado tengo ya como para tener que seguir aguantándole. ¿No ha tenido suficiente ya de tantas penurias?

Una vez en el pasillo, tras comprobar que no hay gente cerca, camino más rápido que de costumbre para bajar las escaleras. No obstante, él me intercepta cuando llevo solo la mitad de los peldaños.

—¡Eh! Escúchame un momento, ¿quieres? —Mis ojos se abren un poco más por la sorpresa. Su voz ha sonado diferente a otras ocasiones y como respuesta a su petición, me cruzo de brazos—. ¿Por qué no me ayudas con la fiesta? Aunque ya no te guste la Navidad, puedes hacerlo por tu abuela. Una última vez, aunque sea. Seguro que estaría orgullosa de ti.

Sus palabras llegan a mí como una patada en la zona baja del vientre. Duele bastante y me encorvo un poco, con las manos en esa zona, para dárselo a entender.

—Eso ha dolido, gracias. —Me incorporo de nuevo antes de poner los ojos en blanco—. Pero puede que tengas razón... —Dejó escapar un suspiro—. Está bien, te ayudaré.

—¡Maravilloso! —exclama antes de esbozar una amplia sonrisa.

Veo un amago de acercarse demasiado a mí, pero parece que se lo piensa y vuelve a su posición inicial. Lo veo algo más avergonzado y eso me hace sonreír, triunfante.

—¿Puedo irme ya o piensas seguir reteniéndome?

—No, no... Yo también tengo que irme —responde antes de colocarse a mi lado con la intención de caminar junto a mí.

No lo soporto.



***

¿Qué te ha parecido este capítulo? ¿Alguna vez has tenido sueños bonitos con seres queridos que ya no están? Cuéntame en los comentarios, estaré encantada de leerte.

Por otro lado, ¿qué piensas de que Rebeca al fin haya aceptado? ¿Crees que lo ha hecho por el sueño que tuvo con su abuela o por lo que le dijo Lucas de su abuela? Yo creo que fue una mezcla de todo y él supo aprovechar bien las circunstancias... 🙈🙈

Este es el capítulo que habría tocado el jueves, pero no llegó. He preferido dejarlo para hoy porque así tienes un capítulo cada día, hasta el lunes, para celebrar la Navidad con Lucas y Rebeca. ¡Espero que te guste la sorpresa!

La Navidad según LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora