Ojos verdes

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A la mañana siguiente, durante el desayuno, el coronel Quaritch dio una plática a los jóvenes reclutas, les explicó la situación con las 3 na'vis que escaparon y la desaparición de Johansson y su equipo.

-Ahora que ya saben cuál es la situación pasemos a como vamos a solucionar esto. Vamos a destruir la aldea de los Omaticaya. Vengaremos a sus padres y evitaremos que esos salvajes corran la voz, ¿están listos?-

-SI CORONEL- se escuchó el grito de los jóvenes en respuesta

-Bien, así me gusta. Atacaremos en una semana, mientras tanto necesitamos preparar las naves y el armamento. También debemos actualizar la información que tenemos acerca de la aldea. Sabemos que están ubicados cerca del árbol de las almas, al norte de las montañas Aleluya. Necesitamos conseguir sus coordenadas exactas, su número de guerreros, sus defensas, el terreno y las bestias que los ayudan. Para conseguir esta información formaremos un grupo que espíe a los salvajes- dijo Quaritch

-Para conseguir esa información tendremos que organizar un grupo: Anya, Miles, Katherine y Tom, ustedes vendrán conmigo. Tendremos que estudiar sus defensas y luego ayudaremos al coronel a planear el ataque- dijo Zdinarsik.

-Si teniente- dijeron los cuatro al unísono.

El resto de la tarde todos los chicos estuvieron junto a sus mayores organizandose en diferentes equipos para conseguir información, hablar del armamento que necesitarían, etc.

Cuando la reunión terminó Miles se sentía abrumado, estaba decidido a proteger al bosque y a los na'vi, pero no podía imaginarse hiriendo a nadie de la base. Eran su familia después de todo.

En su cuarto, pensaba en como hacer para evitar el ataque, así no habría pérdidas en ninguno de los dos bandos.

Después de un rato pensando, Miles tuvo una idea: sabotear las naves. Ahora el reto era como hacerlo sin ser descubierto.

Quizás podría usar explosivos, así no tendría que entrar a la sala donde están las naves y las cámaras de esa sala no podrían detectarlo. El detalle era conseguir los explosivos sin que nadie lo viera, no podía levantar no una sola sospecha.

Miles cubrió su rostro, sus manos (no iba a arriesgarse a dejar sus huellas), se puso su exomáscara, salió por la ventana y se dirigió a la sala donde almacenaban los explosivos.

Al llegar, observo desde una ventana del los explosivos y las cámaras mientras planeaba como meterse sin ser detectado. Había cámaras cubriendo todos los ángulos.

Después de unos minutos a Miles se le ocurrió que podía cortar la electricidad de aquella sala, así que eso hizo.

Sorprendentemente nadie lo había descubierto, la zona no estaba vigilada.

Es bastante bueno como para ser cierto.

El chico corrió rápidamente, tomo 1 cajas, subió los interruptores y luego se fue corriendo hacia donde guardaban las naves. Ese lugar se encontraba fuera de la base subterránea, estaban en una bodega a aproximadamente medio km al oeste de la base.

Al llegar, reviso que no hubiera nadie dentro, no quería matar a alguien.

Estaba casi seguro de que no había nadie cuando alguien llegó por detrás y lo tumbó al suelo

-¿Qué carajo haces?-

-¿Katherine? Trato de evitar una guerra, ¿cómo me reconociste?

-Porque soy inteligente, ¿en serio quieres detener la guerra?-

-¡Si!-

-¿Y qué planeabas hacer exactamente?- le pregunto Katherine

-Volar las naves, así no vamos a la guerra y nadie sale herido-

-¿Tus amigos azules ya saben de nuestros planes?-

-No, aún no se los he dicho-

Katherine decidió soltar a Miles y dejar que el chico se levantara.

-Muy bien, voy a ayudarte. Yo tampoco estoy de acuerdo con esto porque se que implica matar a todos los Omaticaya. Y no puedo matar niños ni ancianos, menos si me ayudaron-

-Kathy...muchas gracias en serio-

-No somos amigos. Te ayudo porque estoy de acuerdo en evitar una guerra, mi amistad ya la perdiste-

A Miles le dolió escuchar eso, pero sabía que en parte Katherine tenía razón

-Esta bien Katherine-

Ambos chicos repartieron los explosivos por la sala. No había gritos ni regaños y sin embargo la tensión en el ambiente era obvia.

Cuando finalmente activaron los explosivos, ambos se quedaron durante unos momentos viendo como el lugar se incendiaba.

De repente, Miles pudo sentir que Katherine lo miraba: era una mirada muy intensa, una mezcla de dolor, irá y...¿lastima?, los ojos verdes de la chica mostraban furia y lágrimas que amenazaban con salir.

Katherine no dijo nada, simplemente se fue.

La hija de mis enemigosWhere stories live. Discover now