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— Señor Veléz.

De alguna u otra forma se las arregló para no temblar frente a la beta frente a él, la profesora de ciencias era una mujer gruñona e impaciente, con un gusto raro por los canarios, lo demostraba siempre  con los documentales que les hacía ver sobre estos animales además de llevar ropa que en algún lugar mantenía la imagen del ave. Humedeció sus labios levemente antes de contestar por fin, si se quedaba parado más tiempo ahí completaría su imagen de chico estúpido.

— Buenos días profesora Kang, lamento la tardanza es solo que-

— No necesito de sus excusas. — él ciertamente no tenía una, pensaba en improvisar pero la profesora ya lo salvó. — Pase de una vez antes de que decida dejarlo afuera.

No necesitó otra cosa, hizo una corta reverencia y caminó hacia su sitio con la mirada puesta en Erick que lo observaba con una ceja alzada y una mueca rara pintada en su rostro, se sentó de golpe dejando su mochila a un lado de su pupitre y sacó de estas el libro del área sin embargo se tensó cuando sintió una respiración caliente en su cuello, se quedó quieto en su sitio mirando de reojo a Erick.

¿¡Pero que carajos!?

Se enderezó un poco más antes de observar a su alrededor descubriendo que todos los estaban observando con las bocas abiertas a más no poder, jura que si siguen así una mosca entrará en alguno de ellos.

Una tos fuerte interrumpió el silencio del lugar, sí, ahí estaba la mosca.

— Erick... — susurró mientras pasaba su mano por sus cabellos aún húmedos en un acto de nerviosismo por todas las miradas que estaba obteniendo. — ¿me dices que haces?

Su amigo quitó su rostro de su cuello antes de dar una rápida mirada al salón y luego reír nerviosamente mientras se acercaba a su oído.

— ¿Trajiste supresores? — ¿si los trajo? no recuerda haber puesto algunos en su mochila, es más... el no recuerda si se puso uno antes de salir de casa.

Abrió los ojos en grande antes de girar su mirada por completo a Erick quien imitó su mueca asustada, iba a entrar en pánico, definitivamente, este no podría ser un peor día, iba a desmayarse ahí mismo si no controlaba su respiración justo ahora y para empeorar el acto todos aún seguían viéndolos, incluso la profesora quien mantenía una ceja alzada y los brazos cruzados.

— ¡Jóvenes! — llamó la beta sacándolos de su burbuja de terror, ambos miraron a la profesora esperando por sus siguientes palabras con los nervios al máximo. — mi clase es para explicar ciencias no para dar demostraciones de afecto, si van a hacer eso les pido que se retiren.

Christopher miró a Erick en busca de ayuda, tal vez eran los años que compartieron juntos y lo mucho que lograban entenderse, ambos tenían una conexión única, porque con tan solo una mirada podían decirse muchas cosas.

No hizo falta otra palabra, ambos tomaron sus mochilas con rapidez y corrieron fuera del salón escuchando los jadeos incrédulos de sus compañeros, tan sorprendidos como estaban que era el único sonido que podían emitir para demostrar la conmoción de su acto, eso mucho no importaba ahora, él tenía que encontrar un lugar donde esconderse y del cual no saldría si no hasta que llegara Halloween. 

Un segundo más ahí y su olor hubiera llamado la atención de todos descubriendo que era Omega, su esencia era difícil de ocultar pues era la combinación de olores más rara por lo que, como dicen; la curiosidad mató al gato.

Los curiosos serían sin dudas sus compañeros y el gato muerto; él.

Mejor explicado no pudo estar, cuando Erick y él llegaron a los baños de quinto; los cuales nadie utilizaba, se encerraron en este y el ojiverde rebuscó como un loco entre su mochila por si tenía supresores o tendría que llamar a su tío para que le traiga alguno. Mientras tanto él empujó la puerta de uno de los cubículos y se arrodilló frente al inodoro para deshacerse del molesto nudo en su garganta.

En cuanto la primera arcada llegó Erick exclamó asqueado antes de ir hasta los lavabos y mojar sus manos, se acercó hasta quedar a su lado y puso sus manos mojadas en su frente haciendo sus cabellos hacia atrás en el proceso.

Habían muchas cosas que no le gustaban; en primer lugar estaban los buses para viajar, el prefería evitar los viajes y si iba a viajar prefería que sea en la camioneta de su papá, los buses para viajar siempre traían un nauseabundo olor gracias al aire acondicionado, odiaba el aire acondicionado también, además de los demás olores de los pasajeros ¡simplemente sofocante!, la segunda cosa que odiaba era vomitar, cada vez que lo hacía el lloraba pues era tanto el dolor de su estómago apretándose con asco junto al insoportable dolor de cabeza que no podría evitar ceder a las lagrimas.

Como era previsto el lloró todo el tiempo que estuvo vaciando lo nada que había comido sobre el inodoro en parte era también por el miedo que había sentido al pensar que todos podrían sentir su olor, que todos podrían descubrir que en realidad era un Omega, no era la primera vez que le había pasado algo así, pero la primera fue sin duda mucho más atemorizante que esta. Al terminar Erick acarició su espalda mientras soplaba sobre su frente para calmar su calor.

— Aquí, toma. — con un suspiro cansado tomó la tableta de pastillas que Erick le entregó y se levantó con ayuda de este del suelo, ambos caminaron hasta el lavabo y sin esperar puso la pastilla en su boca abriendo entonces el grifo para utilizar el agua de esta para tragar el comprimido. — ¿Quieres quedarte aquí o vamos al jardín?

— Vamos al jardín, necesito aire fresco.

Erick asintió tomando su mano y llevándolo fuera del baño para bajar las escaleras y llegar hasta el jardín, cuando estuvieron cerca Christopher fue el primero en acercarse al gran árbol que se encontraba en una de las esquinas del lugar, Erick lo siguió por atrás en un extraño silencio que ignoró, en parte sabía porque estaba así, lo confirmó cuando, una vez sentados, Erick dijo:

— ¿Por qué tienes que esperar a que termine este año? — suspiró antes de recostar su cabeza sobre las piernas extendidas de Colón mientras cerraba sus ojos y ponía un brazo sobre su rostro. — Christopher.

Sus labios se fruncieron en una mueca antes de contestar.

— Sabes porque, no quiero... repetir lo que- eso.

Erick tarareó mientras sus manos acariciaban sus cabellos.

— Pero... ya paso mucho tiempo, ya es pasado, además si lo revelaras sería como un buen regalo de despedida para la secundaria ¿no lo crees? no creo que pase-

— Erick — sacó su brazo dejando ver su rostro colorado por el calor. —, solo déjalo.

El más bajo suspiró antes de asentir y observar alrededor del lugar, todo estaba muy silencioso, probablemente porque el jardín estaba algo lejos de las aulas.

—Pero aún así te hace daño y lo sabes.

—Uuhm...—giró su mirada para observar a la zona libre a su lado en dónde crecía una pequeña flor de pétalos blancos con tonalidades levemente amarillas. —pero aún así todavía no quiero... me da miedo.

¡Gracias por leer!🩵

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Soy Omega [Adaptación]Where stories live. Discover now