Capítulo 38

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Capítulo 38

—Hola, Black. ¡Un gusto tenerte! Pasa adelante.

—Gracias.

—Sígueme. Dejaras tus cosas en la habitación, te sentirás como en casa, cariño.

Notó que había otro niño más grande que él, sentado en el sofá viendo televisión, éste esquivó la mirada de Black y se concentró en ver su programa favorito. Le parecía extraño como aquella familia se relacionaba con los otros, y a pesar de que Black no tenía la culpa de nada, lo estaban tratando muy bien.

Black caminaba sin pensar en algo más que no sea de sus padres, estaba triste. No estaba acostumbrado a lidiar con aquello y tenía que ser fuerte para ayudar a su madre en lo que pudiese y presentarse como el hombre de la familia.

La señora abrió la puerta del último cuarto al fondo, era una especie de paraíso, pues había juegos por todos lados y millones de carritos de todos los tamaños. Había dos camas triangulares, un escritorio y montones de discos regados por todas partes. Black examinó detalladamente al niño que estaba allí, su cabello era rubio, sonreía siempre y mantenía un carro en sus manos y lo manejaba como si fuera real; lo impresionó tanto que se quedó mirándolo con mucho entusiasmo y le produjo en su rostro una sonrisa angelical.

La madre del chico llamó a éste para que viniese a conocer a un nuevo amiguito quien estaría con ellos por un mes. Ya ella había acomodado una segunda cama al lado de la triangular junto con una cobija y una almohada suave.

—Samuel, te presentó a Black. Se quedará un tiempo con nosotros.

—Hola. Soy Samuel —dijo el chico—. ¿Dormirá en el mismo cuarto? ¿No es peligroso? ¿Y mi enfermedad? Con razón la cama.

Black no comprendía que pasaba allí, le parecía curioso la palabra "peligroso". No comentó nada al respecto para no ser maleducado.

Karmele antes de haber aceptado, lo pensó por varios días antes de la oferta propuesta por Dina. Lo llevó al médico para ver cómo seguía la enfermedad del niño, lo cual se volvía una obsesión, pues la enfermedad que tenía su hijo no era contagiosa. El médico le mando algunos medicamentos e indicaciones para que Sam pudiera sentirse mejor.

— ¿Puedo llamarte Sam? Es más corto —el chico se rió y su madre rompió en llanto.

— ¡Oh, por Dios! —exclamó la madre de Sam con las lágrimas en sus mejillas. Dejó la puerta entreabierta y salió corriendo hacia su habitación.

Black no sabía que hacer y se quedó en una esquina con ambos brazos cruzados.

—A mí también me da pena, pero eres la primera persona del exterior que conozco. Seremos grandes amigos, Black.

—Apenas te conozco.

—Eres la única persona que me ha tratado bien, así que lo vale. Seremos mejores amigos, Black.

— ¿En serio?

— ¿Lo prometes? ¿Prometes que estaremos juntos siempre?

— ¿Juntos?

—Como amigos, Black. Como amigos.

—De acuerdo.

Black estaba recostado en el mueble y tenía la vista fija en el techo. Había recordado aquella promesa, la habían cumplido al pie de la letra, pero ambos se habían enamorado y paso a hacer algo sin sentido. Se levantó y dirigió la mirada hacia el jardín donde su familia estaba reunida, riéndose y hablando cualquier tontería. Necesitaba conversar sobre el tema.

—Necesito decir algo importante —dijo en voz alta.

Todos dejaron de hacer lo que se suponían que hacían, pues escogiendo vestidos, esmóquines, no era precisamente un tema serio, se lo habían tomado a la ligera y hablaban sobre otras cosas.

—He estado pensándolo seriamente y he llegado a una conclusión sobre mi problema con Samuel —dijo sin alzar la vista—. Samuel, quiero que seamos los mejores amigos y cumplir aquella promesa de niños es lo que deseo. Siempre puedes estar conmigo, contar con mi apoyo y saber que estoy para ti cuando lo necesites. Ésta es mi misión y mi madre me abrió los ojos en aquel sueño —hizo una pausa y nadie podía creer lo que estaba diciendo, aun así no opinaron pues Black no había terminado de hablar—.Quiero irme a mi antiguo hogar, construir mi vida allá. Si desean quedarse, los voy a entender. Gracias por apoyarme, calarse mis estupideces y estar a mi lado cuando lo necesitaba. Cumplan sus sueños, hagan su vida que yo estoy haciendo la mía con mucho esfuerzo.

—Hermano, no pienso dejarte solo. También tengo mis sueños y deseo hacerlo contigo, compartir mis momentos y saber que estarás feliz —comento Vinz.

—Eres el mejor hermano del mundo. No creas que te escaparas tan fácil de mí. Aun seguiré jodiendote la vida. Sea la decisión que tomes, estaré allí para ti —dijo Row en lágrimas.

—Hijo, tu madre y yo te queremos. Ya tenemos todo preparado para irnos. Somos una familia y no deseo estar lejos de ti, Black. Sé que en el pasado fui un mal ejemplo para ti, pero comprendí que todos cometemos errores y siempre existirá una solución, me hiciste mejor persona y te lo agradezco —el señor Lee abrazo a Black tan fuerte, que el chico sintió un abrazo real de su padre y se le salieron unas cuantas lagrimas—. Los dejaremos para que puedan hablar. Cuidaremos de Nanami, Sam.

Black cerró la puerta que daba al jardín. Se sentó en un banquito y Sam hizo lo mismo.

—Black —intervinó Samuel—, comprendo la decisión que estas tomando. No te creas que no es fácil para mi asimilar esto, pero creo que es lo mejor que podamos hacer. Lamento si me moleste antes, pues sentí que el mundo se me iba a terminar; sin embargo tienes razón. De niños jugábamos, nos divertíamos y éramos felices, no sabíamos lo que era bueno o malo. No digo que seamos niños nuevamente, pero quedar bien y hacer lo correcto. Solo quiero que sepas que te quiero como hermano, Black. Eres la única persona que me acepto desde el primer día en que te conocí y lo agradezco inmensamente.

— ¿Por qué mi madre me habrá puesto Black?

—Preguntas que tu mismo debes responderte.

—Gracias, Sam.

De repente Black empezó a reírse a carcajadas como si fuese gracioso lo que había dicho, la expresión de Sam fue interrogativa, se preguntaba que demonios estaba pasando con él, aun así disfruto verle la sonrisa y saber que era feliz pese a su decisión.

Estuvieron mirando hacia el horizonte invisible, las gotas empezaban a caer una a una hasta formar una lluvia refrescante. Ninguno se movió de donde estaban y disfrutaban el momento sin ser interrumpidos por nadie. 

Black & Sam © (BORRADOR)Where stories live. Discover now