Capítulo 2

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—¡Aahh! ¡Ayuda, es un carterista! ¡Es un ladrón!

Había mucha gente inteligente en este mundo. ¿Cómo no se me había ocurrido hornear un delicioso Croissant en un molde para gofres? A diferencia de los gofres que eran conocidos, éste no era seco y tenía una textura muy crujiente, por lo tanto no podía parar de comerlo y si le agregaba un poco de nata montada, el sabor también era excelente. Si se comía con calma y con un sorbo a mi café americano...

—Whoa... esto sí que es vida.

Hace tiempo no tenía un respiro como este. Nada como comer una merienda en un banco de la calle, era lo suficientemente satisfactorio. Además, el viento que soplaba era realmente refrescante y te hacía sentir mucho mejor. Pero por cierto... Hubo algo que perturbó este momento de calma, quizás por qué el mundo se había vuelto un lugar horrible, había carteristas a plena luz del día. Alguien que le arrebató el bolso a un hombre que estaba saliendo del banco, aprovechó la oportunidad y escapó corriendo.

—¡Hey estudiante! ¡Es un carterista, un carterista!

Lo sabía, yo también lo ví. Me estaba pidiendo ayuda con una cara de desconcierto. De hecho esperaba de cierto modo que esto sucediera, cuando el carterista estaba dando vueltas y caminaba cerca del cajero automático. Por extraño que pareciera, el punto de vista de un delincuente era muy fácil de ver.

—¿Quieres que ponga una denuncia? Oh, no he traído mí teléfono móvil. Ve al banco y pídeles que lo denuncien.

—¡No, eso no! ¡Debes de ayudarme! ¡Eres un joven que corre rápido, tienes que ir y atraparlo!

El carterista al parecer escuchó eso y me miró con una cara de preocupación. Así que mejor lamí la pajilla del café americano sin evitar su mirada y lo observé con mi rostro inexpresivo.

—¿Por qué tendría que hacer eso? Soy un menor, ¿sabes? ¿Te vas a hacer responsable si me apuñala con un cuchillo mientras lo persigo?

—¿Qué, qué? ¿¡De qué demonios estás...!?

—Eres a quien le robaron, pero, ¿por qué quieres que vaya a perseguirlo, si puedes ir tú? Tienes que apurarte en correr y atrapar al carterista.

Era un tipo muy gracioso. Su cuerpo tenía una barriga cervecera... ¿pero tenía que ir yo a perseguirlo solo por tener un mejor físico que él? No sabía por qué diablos la gente así exigía eso. Daban por sentado que tenías que hacer buenas acciones por los demás, como si eso fuera una obligación.

—¡Ese es el dinero para la operación de mi hija! ¡Sin ese dinero...!

La historia era un poco desafortunada... pero...

—¡Pasé por mucho para ahorrar ese dinero durante diez años...!

Era muy triste pero...

—Entonces tendrás que apurarte y correr más rápido.

Me levanté de mi asiento con la envoltura del gofre en la mano y un vaso vacío. Aunque el mundo estuviera muy contaminado, no se debía tirar basura en las calles. Me moví en una dirección opuesta a la que corría el carterista, expresando mi intención de no ayudar. Los ojos del hombre parecían atravesar mi cabeza, pero fingí que no podía sentirlo.

Después de dar pasos muy lentos por el camino, empecé a hacer parkour y a saltar desde la curva de un callejón. Esto debido a qué la voz del hombre comenzó a resonar en mi cabeza "¡Es el dinero para la operación de mi hija...!" Los gritos que estaban llenos de desesperación me hicieron cambiar de opinión en un instante.

Estoy tratando de resucitar al villano que me matóWhere stories live. Discover now