39 { Sólo mía } ♡

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Narrador Omnisciente.

Las personas cambian en dos largos años ¿Verdad? 

Ya no tienen los mismos pensamientos, las mismas acciones, los mismos sufrimientos, las mismas miradas, los mismos sentimientos ¿O sí?

¿Quién en esta vida deja el pasado atrás?

¿Quienes están dispuestos a avanzar para algo nuevo?

Nadie… todo mundo sabe sobre el pasado pero nadie sobre el futuro.

Nadie puede avanzar sin miedo, todos tenemos un pasado que nunca nos soltara por más que queramos.

Y era lo que pasaba con el gran Izan Harrison. Por más que quisiera olvidar lo que Lucia había hecho con él en su pasado nunca lo haría, porque ella hizo que Izan fuera como lo es ahora. Un chico al cual le cuesta demasiado expresar sus sentimientos, una persona con miedo a arriesgar todo por la persona equivocada, como lo había hecho con ella.

Por eso dicen que cuando no te has enamorado debes escoger bien a la persona de cual estarlo porque pueden llegar a hacerte lo mismo que le hicieron al pequeño Harrison, y cuando de verdad conozcas al amor de tu vida no sabrás que hacer, porque el miedo no te abandona.

Hay una parte de tus pensamientos que te dicen que lo arriesgues todo pero la otra parte te dice que no, que no lo hagas, que probablemente te harán lo mismo que cuando decidiste arriesgarte.

Entonces, Izan trataba de mejorar cada día esa parte de él. Quizás no podía cambiarlo pero si mejorarlo… porque él quería ser alguien mejor para su chica.

Habían pasado dos años los cuales para Izan habían sido más que eso. Volvió a hacerla estrella del Gonzma al igual que para todo el mundo. Era el mejor centrocampista que todos los clubes querían tener, pero él solo quería estar en el Gonzma.

Pero fuera del campo estaba más que perdido. Por más que sus compañeros de trabajo, hermano y amigas quisieran salir por ahí para pasar el rato con él, Izan solamente les decía que no. Y se la pasaba todos los días todo el día metido en su habitación, solo salía para los entrenamientos, los partidos y una que otra entrevista la cual les costaba demasiado convencer para que él la diera. De vez en cuando solía firmar una que otra Jersey, por eso su firma valía un montón.

Demean iba más que bien con su cafetería, su restaurante y el nuevo que hace unas semanas inauguró. Su relación con Ivonne estaba más que preparada para el siguiente paso, solo que ambos decidieron que aún había tiempo.

Mientras, la puerta de una chica seguía sonando en las mañanas para recibir un ramo de flores con minutos de canciones que Dalia seguía dispuesta a no recibir, la vecina sí que lo hacía y ella se ilusionaba por ella sin querer.

—¿Cuándo?— el futbolista le preguntó a su grupo de amigos.

Estaban en el jardín.

—En dos días…

—Creí que jamás se graduarían— rió juguetón.

—¡Ay por dios Izan!— la rubia se rió junto a él.

—¿Dónde es?— miró a una de las pelinegras, yessica.

—¿Cuál?

—La ceremonia…

—¿Para qué? Si no estás invitado— lo molesto la rubia.

Todos rieron excepto él.

—Hombre está bien… de todas maneras estaré ahí— dice con orgullo.

Las chicas se rieron juguetonas porque sabían que ahí estaría. Con o sin invitación, una vez dijera las cosas las cumplía.

—¿Qué planes están haciendo sin mí?— llegó Olaya, con un montón de chuches.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Where stories live. Discover now