14. Prendas con aroma.

Start from the beginning
                                    

Ya lo sabe.

No tiene sentido aferrarse a Eiji si ni siquiera se logra aferrar a su vida, no es por pesimista, es realista aceptar lo improbable que es sobrevivir a Dino e incluso si por algún milagro lo hiciera, ¿qué le queda para más adelante? Si está cuerdo es ya que aprendió a gritar apenas nació, nunca se ha detenido a hacerse cargo de sus traumas y comprende lo devastador que sería abrir esta puerta, no vale la pena ni mucho menos vale el esfuerzo ¿para qué? Las personas que mató, los horrores que testificó, todos los maltratos que aguantó y las almas que arrebató no desaparecerán, por ende Ash nunca regresará a ser él mismo, racionaliza eso, lo metaboliza y lo acepta en su máximo esplendor y aun así...Eiji hace que sueñe con cosas que no debería, no posee derecho, no es digno ¿cómo se atreve a implorar por la salvación? Cuando Dios le dio la espalda.

Y aun así.

—¿Qué pasa? —Apuesta que tener una vida con Eiji sería algo sumamente maravilloso—. De pronto cambiaste de actitud, no me asustes así.

—Estoy un poco cansado. —Miente y se acurruca sobre el hombro del nipón, todavía le falta un rato a la comida para que esté lista—. Todo esto de la mudanza es agotador.

—¿Te pone ansioso tener que ir con Max?

—Me pone más ansioso dejarte con Shorter un par de días. —No tiene que alzar la cara para apreciar cómo patea el piso en señal de protesta, no tiene sentido que le importe tanto, es un bastardo terco.

—¿Por qué?

—¿Cómo que por qué? —Chista—. Te dejo un solo segundo y ya tienes a alguien tratando de llevarte lejos.

—No me volverán a secuestrar.

—Dices eso y probablemente cuando regrese ya estarás secuestrado, si seguimos así te empezaré a llamar princesa Peach porque siempre estás en otro castillo.

—¿Tienes que ponerme en el papel de la damisela en apuros siempre?

—¿Puedes dejar de ponerte en esa posición? —Está enojado, lo huele en sus feromonas, aun así, su nariz se hunde contra su cuello, justo contra sus glándulas aromáticas para aspirar con descaro, Max no lo llevará muy lejos a conocer al sujeto de experimento, lo sabe, no obstante, se ha acostumbrado en demasía a la presencia del omega casi como un girasol anhelante de sol.

—¿Qué? —Eiji ríe por los nervios—. ¿Tanto me vas a extrañar para que te estés portando tan lindo?

—¿Qué harías si te dijera que "sí"?

—¿Eh? —De repente, está rojo, muy rojo—. ¿A qué te refieres?

—¿Qué harías si te dijera que te voy a extrañar mucho? ¿Cómo asumirías la responsabilidad de eso?

—No sé. —El nipón pierde el aliento cuando entablan contacto visual—. ¿Cómo deseas que tome la responsabilidad?

—Túmbate a mi lado un rato. —Sentencia—. No quiero hacer mucho esta mañana.

Le resulta sumamente enternecedor que Eiji deje todo apagado y cortado para seguirlo al cuarto casi como si sus caprichos fueran lo suficientemente relevantes para ser atendidos con semejante cariño y dedicación, es malo que Eiji lo mime así, pronto se acostumbrará y a ese paso terminará siendo un gato mañoso en lugar de un lince sanguinario.

—¡Oye! —Pero no desea pensar en nada de eso, no ahora—. ¿Por qué toda mi ropa está arriba de tu cama?

—Ah. —El omega impresiona totalmente avergonzado, la imagen le recuerda a un crío atrapado con las manos en la masa—. Verdad, ahí están tus cosas, ¿cómo no las vi antes?

Taming the lynx [Omegacember 2023].Where stories live. Discover now