Capítulo 3

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Río de la Plata, con la esperanza vibrando en su mirada, dirigió sus pasos hacia una gran puerta de madera que se erguía en la lejanía

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Río de la Plata, con la esperanza vibrando en su mirada, dirigió sus pasos hacia una gran puerta de madera que se erguía en la lejanía.

Cargaba en sus brazos a Banda Oriental y sostenía la mano de su hermano menor Paraguay, como un lazo familiar que los mantenía unidos en medio de la travesía.

El tiempo parecía estirarse mientras avanzaban, calculando que ya llevaban más de una hora y media de caminata entre enormes libreros repletos de libros.

Cada paso era un recordatorio tangible de la perseverancia y la esperanza que los impulsaban hacia la posibilidad de regresar a su querido hogar, el palacio que anhelaban encontrar al otro lado de la imponente puerta de madera.

La sorpresa y desilusión se apoderaron de Río de la Plata al salir de ese lugar y descubrir que no se encontraba frente al gran salón del palacio, sino que, con confusión, contemplaba una calle extendiéndose ante ella.

Su confusión se transformó al reconocer que no era una calle común, sino una carretera cercana al puerto de Buenos Aires.

La sorpresa se mezcló con la familiaridad de ese entorno, aunque la incertidumbre persistía sobre cómo habían llegado allí y qué significaba este cambio inesperado en el paisaje.

— ¿Pero qué...? —fueron las únicas palabras que salieron de la boca de la princesa española.

Antes de darse la vuelta buscando la puerta, se encontró con la sorpresa de que ya no había nada, solo una gran pared de piedra perteneciente a un edificio.

La desconcertante transformación del entorno añadió un matiz de misterio a la situación, dejando a la princesa en un estado de perplejidad ante lo inesperado de su entorno.

Ella observaba cómo la gente continuaba caminando por las calles, incluso siendo de noche. Detenía su mirada en los faroles y las estrellas que iluminaban su entorno.

Sostenía con fuerza a sus hermanos, mientras caminaba lentamente, absorbiendo con confusión el espectáculo nocturno que se desplegaba a su alrededor.

Cada paso era un encuentro con lo desconocido, y la confusión se entrelazaba con la curiosidad en ese inesperado escenario.

A pesar de estar al borde de un ataque de pánico, se repetía a sí misma que debía ser fuerte y ocultar su dolor para proteger a sus hermanos.

La carga emocional se manifestaba en su interior, pero su determinación de ser un soporte para sus seres queridos la impulsaba a mantener la compostura.

En medio de la confusión, notó la capa que llevaba, casualmente ocultando su rostro, al igual que las de sus hermanos. Decidió caminar hacia lo que parecía ser un hotel, sin tener una clara comprensión de dónde se encontraba, aunque reconocía la cercanía al puerto.

La incertidumbre y el misterio del entorno se entrelazaban con la determinación de encontrar respuestas en aquel lugar desconocido.

Entró al hotel escuchando las risas cercanas de hombres que disfrutaban en el bar de la esquina de la cuadra.

Se acercó al escritorio donde se entregaban las llaves de los cuartos, sintiendo cómo Banda Oriental dormía en sus brazos y Paraguay se tambaleaba por el sueño.

— Disculpe —llamó la atención de un muchacho que trabajaba ahí.

— Si, dígame —dijo el chico pero ni bien la miró con detenimiento se dió cuenta de quién era— ¿Princesa Plata? —cuestionó con nerviosismo, jamás se imagino ver en persona a la princesa del virreinato.

— Hola —saludó Río de la Plata con una sonrisa tranquila.

Rápidamente, el trabajador se inclinó haciendo una reverencia inmediata ante ella. Además de sentir admiración, el chico no quería ser irrespetuoso y que eso le haga perder la cabeza, literalmente.

— ¡Oh! Eso no es necesario, de verdad —Virreinato sonrió nerviosa.

Aunque formara parte de la realeza, evitaba ser el foco de atención, especialmente en circunstancias tan inusuales como esta.

— ¿Podría darme una habitación, por favor? —solicitó con elegancia.

— ¡De inmediato, su majestad! —el joven se apresuró a buscar la llave de la mejor habitación disponible— Aquí tiene, princesa. Habitación número 13 en el tercer piso —.

— Le estoy agradecida —respondió con una sonrisa antes de dirigirse a la estancia.

Ascendió las escaleras con precaución, procurando no perturbar el sueño de Banda Oriental, mientras sostenía con cuidado a Paraguay para evitar que se cayera. Al llegar frente a la puerta, la abrió con temor, como si un pequeño trauma persistiera.

Con delicadeza, depositó a sus hermanos menores en la cama y los arropó con las frazadas.

— ¿Estaremos bien, Plata? —Paraguay preguntó somnoliento.

La princesa, indecisa, intentó calmarlo.

— Sí, te prometo que estaremos bien y me aseguraré de ello —afirmó con voz firme, aunque en su interior temía lo que pudiera suceder.

Contempló a sus hermanos dormidos antes de levantarse y dirigirse a la ventana que daba a la calle. Observó el bullicio de personas y carruajes transitando por las calles.

Sin embargo, la conversación de unos hombres en el bar captó su atención.

— ¿Te enteraste? —preguntó un hombre de unos treinta años, y con una voz un poco borracha.

— ¿De qué? —respondió otro, con un vaso de cerveza en la mano derecha.

— Dicen que los ingleses llegaron a Buenos Aires, y no de forma amistosa —las palabras alarmaron a la princesa española.

¿Ingleses? Según Río de la Plata, estaban en buenos términos con el Reino Unido. La incertidumbre se reflejaba en su rostro mientras procesaba la información.

— Parece que quieren invadir el virreinato, el inútil del Virrey se escapó con el tesoro real y dejó desprotegido el pueblo —comunicó con furia en su voz, antes de golpearse la cara contra la mesa inconsciente, debido a que el alcohol le había caído mal.

La noticia dejó helada a la representante del virreinato. ¿Una invasión? ¿El Virrey ausente? ¿Nadie protegiendo el virreinato?

— ¿Qué mierda está pasando? —exclamó con desconcierto, expresando la angustia que la invadía.

— ¿Qué mierda está pasando? —exclamó con desconcierto, expresando la angustia que la invadía

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Buenos días, tarde o noches. Depende de dónde estés leyendo esto.

No tengo tantas expectativas para esta historia pero seguiré escribiendo ya que se me vienen ideas y no lo quiero dejar sin terminar.

¿Les gusta como va la historia?

Espero que les haya gustado este capítulo.

Chau.

¿Estamos en el futuro? (COUNTRYHUMAS)Where stories live. Discover now