Capítulo 67: Triple Esfuerzo

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El Asedio de Camelot fue algo que no todos se esperarían, más les daba el tiempo suficiente al grupo de guerreros para localizar al Rey Arturo. Aún así, esa no era la batalla más inminente de la que ocurría en Britania.
Regresamos a las tierras lejanas, donde Estarossa y Seto estaban en una batalla sin precedentes, pues ahora con el reinicio de las grietas, era una Batalla de uno contra uno, más el rival que ahora le plantaba cara a Kaiba, era el último obstáculo en su camino antes de hacerse con la supuesta Reliquia que podría traer de regreso a Mokuba, con eso en mente, poco le importaba a Seto quien era su rival o que había en su camino

Estarossa: ¡¿Por que sigues avanzando!? ¡Ya deberías saber que tengo la ventaja en esta batalla!

Estarossa soltó un grito de batalla mientras avanzaba por los restos del bosque entre los ataques de Kaiba, impulsándose en un árbol, el Demonio evitó un rayo destructivo lanzado desde la Boca de un Dragón mientras ganaba velocidad hacia Seto.
Más la espada de Kaiba, moviéndose sola por el aire, salía disparada hacia Estarossa, resultando en choques entre ella misma y la cuchilla del Demonio, sin dejar mucho margen de avance, pero aún así, Estarossa demostraba el por que era considerado un Demonio de Élite.
Cuando hubo un descuido por parte de la espada, Estarossa logró llegar hasta Kaiba con las intenciones de acabar con él de un solo golpe, un puñetazo a la cabeza con una fuerza devastadora.
Más el Dragón se puso en el medio, y ese fue el momento.
Cuando Kaiba vio con facilidad como Estarossa hizo explotar al dragón de un puñetazo oscuro, se daría cuenta de la gran brecha de Poder que había entre ellos dos, pues era eso y nada más, un Humano con espada, enfrentándose a un demonio de Élite. Pero en esa misma frase, estaba la clave de su victoria
Con un gesto de mano, Kaiba hizo que su espada regresara a su mano, para después pasar la mano por el filo de esta

Estarossa: Que estas-?
Seto: Estoy igualando el campo de batalla

La hoja de la espada de Seto empezó a brillar después de que él pasara su mano por ella

Seto: Tesoro Sagrado Liberado

Mientras tanto, Plata y Zeldris seguían con su refriega, pero como era de esperar, el solo usar fuerza bruta no le iba a servir al Peliplateado contra el príncipe de las Tinieblas. 1 Minuto era lo que le quedaba
Ahora siendo abrumado por cortes, ráfagas de fuego oscuro, y golpes de los guanteletes de Metal de Zeldris, Plata estaba contra la espada y la pared, puesto que aunque su cuerpo resistía los daños por el efecto de Dinastía, cuando llegue la marca del minuto final, sería hombre muerto.
Eso fue, hasta que se escuchó un Estruendo desde el piso de arriba, debía de ser algo importante para que Zeldris desviara su mirada hacia arriba, pues quien cayó de arriba del techo, atravesándolo como si nada, fue Meliodas.
Pero algo en él estaba diferente. En el tiempo que Kaiba viajó a las nuevas tierras, muchas cosas habían cambiado en Britania
Meliodas, abandonado por sus emociones al renacer por la batalla con los 10 Mandamientos, había regresado a su antiguo ser gracias a un fatídico encuentro en una Misión de los 7 Pecados Capitales, la Oscuridad en su interior, había regresado a reclamar lo que era suyo por derecho.
Teniendo un traje de oscuridad negra y una marca en su frente que dejaba ver su Autoridad como Líder de los 10 Mandamientos, hizo que Plata no tuviera duda alguna, ahora estaba en serios, si no por decir Graves problemas.
Pero lo que sucedió a continuación no se lo esperaba. Al destrozar el Techo, Meliodas cayó al piso con la espalda primero, algo lo había atacado. No podían ser el grupo de antes, puesto que ni en 1000 años podrían llegar al nivel de Meliodas, el cual salió disparado junto con Zeldris contra una pared, una figura había bajado del techo entre el humo y provocó un Estruendo que los mandó a volar afuera del castillo

Plata: ¡. . .Tu eres-!

Así es, Plata sabía de quien se trataba, era la persona a quien vinieron a buscar, Arthur Pendragon, el Rey de Camelot, que se encontraba empuñando una espada diferente a la habitual, Plata sentía el poder que emanaba la espada

Tu eres-!Así es, Plata sabía de quien se trataba, era la persona a quien vinieron a buscar, Arthur Pendragon, el Rey de Camelot, que se encontraba empuñando una espada diferente a la habitual, Plata sentía el poder que emanaba la espada

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