—Sí, estando contigo, por que te escuché— le responde su padre. Hijo de puta, ¿cómo puede ver a su hijo sufrir por su causa?— Estando contigo aún me tomó a la llamada, por que me ama.

—¡No es cierto, Will, no sabia quien era!— me defiendo.

—¡¿Y pretendes a que te crea?!— aparta mis manos de su cara— ¡Escúchalo, escucha lo que dice!

—¡Escúchame a mi, no a él!— le pido— se que no eres cómo él, me dejarás explicarme... por favor, mi amor.

—Se siente muy mal, Juls— se toca el pecho— joder...

—Lo sé, y lamento estar haciéndote pasar por este dolor, pero te juro que te puedo explicar.

Asiente, soltando un suspiro entrecortado.

—Te creo.

Sonrío mínimamente.

—Vayamos a nuestra habitación.

—¿Enserio?— la voz de Lionel vuelve a retumbar entre nosotros y me giro a verlo, notando lo destruido que está. Y muy a mi pesar tengo que admitir que me duele verle así— ¿He hecho lo que me has pedido hacer hace tiempo y ahora te hechas para atrás?

Trago grueso.

—Las cosas no son cuando tu quieras que sean— le contesto— Mi corazón ya no te pertenece.

Relame sus labios y la desesperación queda en evidencia cuando se acerca más a mi. Le han dolido mis palabras, lo sé y no se molesta en ocultarlo.

—Amore, las cosas entre nosotros podrían volver a cómo estaban— me dice.

Niego, aquel apodo haciéndome sentir cosquillas en el estómago.

—Estás casado, tu esposa a unos metros de aquí y tu hijo, quien es mi novio, está presente, ¿con que cara me dices todo esto?

—Te quiero junto a mi.

No respondo.

—¡Contéstame, joder!— pide, tomándome de los hombros y cierro los ojos con fuerza— Suena muy egoísta pero no te quiero con él.

¿Por que me puse en esta situación?

—Es muy tarde.

Niega y para mi sorpresa sonríe.

—Soy a quien llamaras por las noches cuando él no te complazca, cuando no sea suficiente, soy a quien buscaras y necesitaras.

Lo manoteo lejos de mi.

—Estoy con Will y tú deberías, al menos por tu hijo, respetarlo.

Decido dar por acabado con esto cuando tomo a Will de la mano y nos dirijo escaleras arriba. Está callado, las de lo normal y obviamente es por la situación que se ha presentado. Camina por la habitación, poniéndome más nerviosa de lo que ya estoy. No me deja acercarme y respeto eso pero a la vez me rompe en miles de pedazos.

—¿Por eso después de la llamada estabas actuando tan raro? ¿por eso comenzaste a beber otra vez? Fue él, todo este tiempo en el que estabas mal era por él— habla, pero pareciera que era para sí mismo.

Asiento, si hablo temo que me romperé a llorar.

—¿Por que no me lo contaste?

—Temí a que me dejaras, no podría haberlo soportado, aún lo temo.

Suspira.

—Te dije que no te dejaría caer jamás— recuerda.

—Lo sé, pero eso no evitó a que me asustara— susurro con lágrimas silenciosas.

El Mejor Amigo De Mi Padre. Where stories live. Discover now