La fogata

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Emily:

Me preguntaba cuánto más podría durar mi paciencia hasta este punto.

– Ron: ¿En serio me ignoraras?

El pelirrojo me miraba suplicante, mientras jalaba mi brazo de un lado a otro.

– Ron: E-m-i-l-y

Dijo el chico en pausas tratando de llamar mi atención.

Tranquila Emily, recuerda lo que te dijo Pansy, enojarse te saca arrugas.

Enojarse saca arrugas.
Enojarse saca arrugas.
Enojarse saca arru…

Todo eso se fue a la mierda cuando el pelirrojo me quitó la pieza de pollo picante de la mano, me giré en su dirección.

– Devuélveme la.

Lo mire molesta, había una cosa que odiaba más que espinacas y era que me quitarán mi pollo picante.

– Ron: Perdóname.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras hacía un ademán de ponerla en su boca.

– Ronald.

Me levanté de la banca y traté de quitársela en un movimiento rápido, él se percató a tiempo y se hizo a un lado.

– Ron: Isabella.

Su voz era juguetona.

Hice lo mismo pero está vez Ron le dió un gran mordisco a mi pollo, mi mirada viajó al pollo y después el.

Su sonrisa desaparecía de a poco, cuando se percató de lo que acababa de hacer.

– Ron: Mierda…

– Corre.

No tuve que decirlo dos veces, Ron comenzó a correr mientras yo iba detrás de él.

– ¡VEN A AQUI RONALD WEASLEY!

– Ron: Ayuda, una loca quiere matarme, profesora McGonagall.

Las miradas rápidamente se dirigieron hacia nosotros, claro era obvio, los gritos de Ron sonaban a los de una niña que se acababa de caer.

Comencé a hiperventilar.

– TE VOY A MATAR WEASLEY

Estaba por tomarlo de los pelos, cuando alguien me detuvo, miré hacia arriba.

– Dolores: Ese no es un comportamiento apto para una señorita.

Trague grueso.

Su mano pasó sobre mis hombros, atrapándome en un apretón.

– Dolores: Ahora toma asiento.

Comencé a caminar en su dirección mientras ella seguía tomándome de los hombros, mire de reojo a Ron quien negaba con la cabeza mientras se comía mi pieza de pollo, apreté los puños conteniendo la impotencia.

La mujer me sentó presionando un poco más fuerte su fuerza en mis hombros.

La mujer se inclinó acercándose a mi oído.

– Dolores: Eres una señorita...compórtate como tal.

Apenas y escuche su voz en un susurro, solo observé como la mujer se alejaba con una sonrisa en el rostro.

Suspire con pesadez, era algo irónico el nombre de la profesora ya que de verdad le quedaba.

– Draco: Hey tu, conejito.

Mi mirada se cruzó con la de Draco, note como su estúpida sonrisa estaba plasmada en su estúpida cara.

Rodé los ojos, el rubio se sentó al lado mío dejando caer una bolsa en la mesa.

El secreto de los Weasley Место, где живут истории. Откройте их для себя