⠀⠀⠀⠀ capítulo xix.

Start from the beginning
                                    

Se trataba Adrien.

Adrien jodidamente Agreste, ¿por qué era que todos los rubios le tenían que arrebatar lo suyo?

Se sentó con pesadez en una silla, doblandose en sí mismo con pena, colocando su cabeza en sus piernas mientras escuchaba los murmuros preocupados de parte de sus compañeros.

Había entrenado sin parar para esa oportunidad, y un maldito error se la arrebató. O mejor dicho, las manos largas y refinadas de Adrien llamaron su atención, provocando que hiciera ese error por pensar perversamente sobre lo que éstas podrían hacer en su cuerpo.

Era un degenerado, merecía no haber ganado.

Se mordió el labio con vergüenza, intentando no dejar que nadie vea sus mejillas sonrojadas mientras una aura deprimente le rodeaba.

—Mmh, déjame ver si entiendo. Si alguien pudiera superar el puntaje de Max, ¿acompañaría a Adrien al torneo?— Preguntó la voz femenina de Marinette, colocando su dedo en su boca en forma de pensar y sonriendo con una sonrisa complice.

Esa sonrisa en particular no le olía nada bien a Deveraux, el pelirrojo se puso a pensar en todas las veces que la ojiazul había hecho algo con tal de estar con Adrien. Era algo egoísta.

Y Deveraux no lo decía porque estaba celoso de ella, no, no, claro que no.

...

Tal vez un poco.

Marinette simplemente era una persona bastante amable, era carismática y talentosa, y últimamente no se dejaba pisotear por nadie. Era bastante admirable, Alarie no dejaba de pensar que tal vez si él se pareciera un poco a ella, su padre no lo molestaría tanto.

Sus ojos violetas siguieron al par de amigas que se fueron a un rincón. Probablemente Alya regañaria a Marinette por sus intenciones.

—¿Dev?— Una mano se colocó en su hombro, llamando la atención de Alarie, encontrándose con el rostro de Adrien.

Deveraux lo miró con las cejas alzadas esperando a que continuase, Adrien ante la mirada atenta de Deveraux, se sonrojo y quitó su mano de donde estaba, rascandose la nuca con algo de vergüenza.

—Lo lamento, quería ver si estabas bien. Te veías algo decaído—. Admitió finalmente Adrien, mirando a Deveraux con preocupación y frunciendo el entrecejo.

Deveraux podría jurar que su corazón pálpito una vez más ante la preocupación del rubio, ésto era claramente mentira, su corazón no podía sentir más.

Quería simplemente trazar su dedo y suavizar esa preocupación, poner una sonrisa en los labios del otro.

Mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, Adrien miraba algo apenado al pelirrojo, el cual se le había quedado viendo por bastante tiempo ya sin decir nada.

Se empezaba a preocupar, ¿de verdad le afecto tanto no poder jugar en el torneo? Tal vez debería dejar su puesto para que él juegue, se lo merecía más que él.

El rubio se avergonzó más mientras la mirada de Deveraux se quedaba en él sin decir una sola palabra, decidió intentar de nuevo.

—¿Deveraux?— Trató una vez más, sacando efectivamente al pelirrojo de sus pensamientos.

Al instante el pelirrojo se dió cuenta de la situación, desviando la mirada con vergüenza por como actuó. —Lo siento, me perdí en mis pensamientos—. Mejor dicho: ojos.

Adrien soltó un suspiro aliviado, —Esta bien, solo quería saber si te encontrabas bien. Ya sabes, por el torneo y todo—. Dijo Adrien, mirando a Deveraux con una leve sonrisa.

𝐁𝐎𝐍𝐍𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄! ━━━ 𝐚.𝐚𝐠𝐫𝐞𝐬𝐭𝐞 | 𝐜.𝐧𝐨𝐢𝐫Where stories live. Discover now