𝘥𝘢𝘺𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵 (ｌｅｅ ｓｕｈｙｅｏｋ)

four.

Después de comprar el vestido de Yeong-ro se fueron del centro comercial y la acompaño a casa.

—¿Por qué insististe en comprar un vestido?—le preguntó Yeong-ro.

—Porque sabía que no querías ir al baile, irás por compromiso a la clase.—le dijo Nam-ra.

—No tenía pensado ir pero Su-hyeok me invitó y no podía negarme.—le dijo Yeong-ro y Nam-ra la miró con los ojos abiertos.—Pero iremos como amigos.—

—Hay muchas cosas para amigos, pero en un baile solo vas con quien te gusta.—le dijo Nam-ra.

—¿Tú con quien irás?—le preguntó Yeong-ro.

—Woo-jin me preguntó en el almuerzo si quería ir con el.—le dijo Nam-ra.

—Sigue tu propia lógica sobre la invitación al baile.—dijo Yeong-ro.

Llegaron a casa de Yeong-ro y se despidieron para casa una segur su camino.

Por otro lado.

Los chicos estaban en casa de Su-hyeok jugando a la consola.

—¿Ya consiguieron pareja para el baile?—preguntó Joong-yeong mientras esperaba su turnos junto con Gyeong-su.

—Yo iré con mi querido cuñado.—dijo Dae-su con diversión.

—Olvídalo. La presidenta aceptó a ir conmigo.—le dijo Woo-jin.

—Yo invite a Yeong-ro como me dijeron.—dijo Su-hyeok ganándose una mala mirada de Cheong-san.

—Te tengo vigilado.—le dijo Cheong-san de broma (pero no tan broma).

—¿De verdad son los únicos con pareja?—preguntó Gyeong-su.

—Si Cheong-san fuera un valiente podría ir con On-jo.—le devolvió el ataque Su-hyeok.

Se estaban riendo cuando un teléfono empezó a sonar y era el de Cheong-san.

—¿Sí, mamá?—preguntó al descolgar el teléfono.

—Hijo, tú padre no deja de discutir con tu hermana, ven por favor es urgente.—le dijo la señora Lee.

—Está bien.—dijo Cheong-san y colgó el teléfono.—Yo me tengo que ir ya.—dijo levantándose del suelo donde estaba sentado.

—¿Qué pasó?—le preguntó Su-hyeok.

—Mi hermana se está peleando con mi padre y mi madre quiere que ponga orden.—dijo Cheong-san y se despidió con la mano.—Adiós chicos.—

En casa de los Lee

—¡No quiero que esa mujer venga a casa!—le gritó Yeong-ro a sus padres.

—¡Es tu abuela!—

—¡Una abuela no hace lo que ella me hizo!—recordó Yeong-ro.—¡Estoy harta de que siempre la defiendan!—dijo Yeong-ro y se fue a su habitación.