( Día 1 )

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Un nuevo día de aventura llegaba para Green Hills, el sol era la señal de que hoy las cosas iban a salir geniales. Por lo menos, eso es lo que pensaba Sonic, quien iba de aquí para allá corriendo con una infinita energía.

Entre sus mil vueltas por la isla, termino por encontrarse con su amigo zorro, el cual al verlo le sonrió en forma de saludo y siguió con lo suyo, arreglando su adorado avión Tornado.

Aquello no le gusto a Sonic, ¡Era un día para estirar las piernas y salir a pasear! La mayoría del tiempo la pasaba con su avioneta, merecía un poco de la misma atención que le brindaba a la máquina aunque sea solo hoy, ¿Cierto? ¡Era lo justo!

Se trepó ágilmente sobre una de las alas y llegó a dónde se hallaba el doble cola. Lo contempló en silencio durante un par de minutos, hasta que el menor se dio cuenta de su presencia y se asustó al ver cómo lo miraba con tanto detalle.

—¡Sonic! ¡Pensé que te habías ido, me diste un gran susto! —exclamó.

Su amigo rió ante ello y negó con su cabeza.

—¿Pasa algo? —preguntó, dejando de lado las herramientas, observando al erizo quien sonrió motivado al tener la atención que quería.

Movió su cabeza en un asentimiento y tomando su mano lo saco de la cabina del piloto, para luego saltar y quedar en tierra firme otra vez.

—¿Eh?

El índigo tiro de su mano con gran emoción, señalando con su mano desocupada la playa que no estaba muy lejos de donde estaban.

Tails sonrió conmovido al pensar que su acción era muy típica de un pequeño niño. A veces Sonic actuaba mucho más maduro que alguien de su edad, pero en situaciones como esta, el ambar se sorprendia de la capacidad del cobalto de poder seguir teniendo esos caprichos de niño.

—¿Quieres que vayamos a la playa? —los ojitos brillantes fueron un gran sí— Vamos, entonces.

Sonic casi salto del entusiasmo y comenzó a caminar hacia el lugar indicado, aún teniendo entrelazada su manito con la del cánido.

Tails se cuestionó del por qué esa extraña y repentina emoción con ir a la playa, pero dejo de pensar en eso y se dejó guiar; después de todo, ¿Cómo podría negarle eso a su querido erizo?

Entre apuros de parte de Sonic y algunas risas divertidas de Tails diciendo que esperara, llegaron a su destino.

—Sigue siendo tan majestuosa, ¿verdad? —dijo con admiración al contemplar ese hermoso paisaje. Nunca se cansaría de verlo.

Sonic asintió.

—Bueno, ¿Que quieres que hagamos?

El rostro del erizo se ilumino de nuevo, esta vez con una sonrisa avispada pintándose en sus labios.

Se fue del lugar por unos instantes y volvió en un parpadeo con algunos baldes y palas de plástico que se usaban para jugar con la arena.

Tails sonrió.

—¿Cuál es nuestro objetivo, capitán Sonic? —se puso en una posición de soldado, colocando su mano en su frente, al igual que inflaba su pecho con orgullo.

El azulado sonrió ante su voz, sabiendo que su amigo había seguido su juego a la perfección.

Se puso serio de repente, entrando en su papel de actor.

Luego, tomó una rama que con posterioridad había traído, y comenzó a garabatear en el suelo, siendo observado atentamente por su colega.

Cuando por fin termino, señaló con insistencia el dibujo y el vulpino se puso firme.

—¡Estoy listo para la construcción, capitán!

Y con esa actitud tan alegre, comenzaron a hacer el gigante castillo de arena, teniendo muchas dificultades en el camino tales como tsunamis invasores o arena que se caía como avalanchas, quizá una que otra guerra de bolas de arena debido a discusiones sin sentido.

Pasaron varias horas que ni se sintieron, ya que al fin, había quedado su obra de arte.

—¡Es increíble! —exclamo emocionado el zorrito.

Sonic admiró la bella sonrisa brillante del contrario. Se perdió en su lindura que casi no despabilo al sentir como era elevado del suelo y llevado a lo más alto del castillo, dónde increíblemente este sorporto su peso y pudo quedarse ahí de pie durante unos minutos.

—Si que me hacía falta... Gracias por invitarme, Sonic.

El mayor guiñó un ojo en respuesta, expresando a través de esta acción que era un placer.

El sonido de las olas de mar estrellándose contra la orilla fue lo único que permaneció entre el silencio que había. No estaban incómodos, simplemente sabían disfrutar un agradable tiempo en silencio sin hacer nada que lo interrumpiera.

No obstante, su momento se vio terminado, cuando la arena colapsó y el erizo quedó atrapado en millones de granos de arena que cubrían su cuerpo.

Tails soltó una sonora carcajada y entre risas se dispuso a ayudar a su amigo, el cual una vez fuera de la prisión de tierra amarilla, salto hacia su compañero en una forma de venganza, solo logrando que se cayeran uno encima del otro.

El zorro permaneció con una sonrisa en su rostro y en cambio Sonic algo avergonzado, se sonrojo ante su cercanía. A pesar de que estaba sobre el, Tails no sentía algún tipo de vergüenza, es más, hasta se podía decir que disfrutaba tener una imagen muy bonita del rostro  de su compañero al estar así.

Y Sonic no se quedaba atrás, también se quedó absorto en los profundos ojos color zafiro del menor. Se quedaron por un par de minutos de esa forma, para luego salir de su burbuja y comenzar a levantarse

Ambos se colocaron nuevamente en pie y se miraron mutuamente sintiendo que ese había sido uno de los mejores momentos del día que almacenarian en su mente.

Sonic tomó otra vez la mano de su colega y volvieron a casa, caminando sin preocupaciones bajo los últimos rayos de sol que se escondían bajo el horizonte.

[Día 1: Cita/Hobby]
¡Terminado!

Lucky 𝅛 SonTails Week Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon