BLIND DATE - CHAENNIE

Chapter 3

La camarera se aclaró la garganta junto a ellas. "Disculpen, señoras. Estamos a punto de cerrar"

Roseanne levantó la vista. La cafetería estaba desierta, y el personal ya había volteado las sillas de las mesas que rodeaban la suya. Vaya. ¿Cuándo había ocurrido eso?

Jennie la miró fijamente, aparentemente igual de asombrada por lo rápido que había pasado el tiempo mientras ellas habían hablado de libros, de sus familias y de aventuras universitarias. "Lo siento. Tenemos que irnos"

Se levantaron y se dirigieron a la salida de la librería vacía.

Afuera, Jennie-Jen, como le había dicho a Roseanne que la llamara, se agitaba un poco, haciendo sonreír a Roseanne. Deseó haberse puesto una chaqueta para poder ofrecérsela. La próxima vez, vendría preparada. Habría una próxima vez, no cabía duda.

"Así que..." dijeron las dos al mismo tiempo y se balancearon arriba y abajo sobre las puntas de los pies, luego se sonrieron la una a la otra.

"¿Quieres darme tu número?" Jen bajó la mirada al suelo antes de volver a levantarla con una sonrisa. "Para hablar del posible préstamo de mis libros, ¿sabes?" Levantó la bolsa con sus compras.

"¿Por qué no te llamo? Jisoo ya me ha dado tu número"

Jen frunció el ceño. "¿Lo tienes?"

Roseanne asintió y tocó el teléfono. "Sí"

"Bueno, entonces..."

Se miraron.

¿Debería besarla? Sus personajes probablemente lo habrían hecho. Pero Jen había dicho que no podía relacionarse con sus personajes, así que optó por un abrazo rápido en su lugar.

Jen olía a chocolate caliente, libros y champú de miel. Temblaba un poco, pero Roseanne no sabía si era por el aire del atardecer o por su proximidad física.

Dio un paso atrás. "Me lo he pasado muy bien. Ahora vete a casa antes de que te mueras de frío"

Jen se rió. "Hablamos pronto" Con un suave toque en el brazo de Roseanne, se alejó, con un resorte en el paso y balanceando alegremente su bolso.

Roseanne la observó hasta que Jen desapareció al doblar una esquina. Su teléfono empezó a sonar. Lo sacó a tientas del bolsillo.

"¿Cómo te ha ido?" preguntó Lisa sin saludar.

"¡Genial!" Por una vez, no tuvo que fingir una respuesta entusiasta.

"Nuh-uh. Sé lo que estás haciendo. Crees que si finges que te gusta, no te voy a concertar otra cita a ciegas en breve. Déjame adivinar... Jennifer era un completo aburrimiento y tan entretenida como limpiar la caja de arena de tu gato"

"¿Qué? No" Roseanne frunció el ceño en la librería ahora tenuemente iluminada, sorprendida de lo a la defensiva de Jen que ya se sentía. "Ella era... era... maravillosa. Lee más que yo, tiene un sentido del humor endiablado y se enfría cuando fuera hace setenta y dos grados. Es lo más lindo que hay"

Sólo se filtró silencio por la línea. Entonces llegó la voz suspicaz de Lisa. "No me estarás tomando el pelo, ¿verdad?"

"No. Realmente congeniamos. Definitivamente voy a llamarla y pedirle una segunda cita"

"Huh" murmuró Lisa. "Justo cuando pensaba que me iba a pasar la noche escuchándote quejarte de tu horrible cita a ciegas"

"No. Esta vez no me quejo" Empezó a caminar en dirección a su coche, que estaba aparcado a dos manzanas de distancia. "Oye, ¿Lisa? ¿Alguna vez has pensado que mis personajes podrían ser un poco demasiado... llamativos? ¿Demasiado poco realistas?"

Lisa hizo una pausa. "Uh, es ficción, ¿verdad?"

"Sí, pero aún así quiero que los lectores puedan identificarse con ellos" Lectores como Jen. "Estoy pensando en reescribir un poco mi obra en curso. ¿Crees que funcionaría si convierto a Corey en psicóloga o trabajadora social o algo así?"

"¿Qué? Es millonaria. ¿Por qué tendría que trabajar? ¿Estás borracha?"

Roseanne sonrió. "Quizá un poco colocada por todo el chocolate caliente"

"¿Chocolate caliente?"

"Luego te cuento los detalles" Una vez se hubieron despedido, Roseanne abrió el coche y se puso al volante. Dejó el teléfono en el asiento del copiloto y se quedó mirándolo un momento. ¿Cuánto tiempo tenía que esperar hasta poder llamar a Jen para una segunda cita sin parecer desesperada?

Justo cuando Roseanne entraba en su casa, su teléfono volvió a sonar. Al parecer, Lisa no quería esperar para conocer los detalles de su cita. Sonrió y deslizó el dedo por la pantalla.

"¡Estoy sobre ti!" dijo Lisa, de nuevo sin molestarse en saludar. "Dime la verdad. Ni siquiera pusiste un pie en la librería, ¿verdad?"

"¿De qué demonios estás hablando? Claro que estuve allí. Tuvieron que echarnos cuando estaban cerrando"

"¿Nosotros?"

"Sí, Jen y yo"

"¿La Jen que acaba de llamar a Jisoo para disculparse por dejarte plantada?"

"¿Qué? ¿Ahora quién está borracho?"

Lisa aspiró un audible suspiro y lo soltó lentamente. "¿Juras por... por tus brillantes premios y todo lo demás que los tipos escritores consideráis sagrado que te encontraste con una mujer en la librería?"

"Claro que lo juro. Tú fuiste quien nos tendió la trampa, ¿recuerdas?"

"¿Cómo era Jennifer? ¿Es alta, delgada, rubia y de ojos azules?"

Roseanne cerró los ojos mientras imaginaba la cara y el cuerpo de Jen. "No. Su pelo es tan oscuro que es casi negro. Es asiática, y sus ojos me hacen pensar en el chocolate más rico"

"Revisa tu correo electrónico" dijo Lisa. "Acabo de enviarte una foto de Jennifer"

Roseanne apartó el teléfono de su oreja para abrir su aplicación de correo electrónico. Una rubia le sonreía desde una foto que claramente había sido tomada en el salón de Jisoo. ¿Pero qué...? "Esa no es Jen"

"Esa es Jenny, la mujer con la que se suponía que habías quedado en la librería"

Sus rodillas se convirtieron en papel maché. Roseanne se dejó caer en el sofá. "Entonces, ¿con quién he pasado la noche?"

Lisa se rió entre dientes. "Algún desconocido desprevenido aficionado a las novelas de Karin Kallmaker"

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