Fue un día largo de trabajo, estaba agotado, le prometí a salome ir por ella cuando saliera del trabajo pero no pude por lo saturado que estaba.

Ser el CEO del tercer conglomerado de marcas de lujo más importantes del mundo es un gran peso, y mi meta es convertir al conglomerado Belmont en el número uno, me lo repetía varias veces al día cuando me llenaba de estrés, " Alexandré Belmont, presidente del conglomerado de marcas de lujo más grande del mundo" me veía a mí mismo en un traje azul, un poco más viejo, de portada de Forbes con esa poderosa nota, lo lograré, lo sé. Le mostraré al mundo lo valioso que soy, en especial a mi padre, a la familia.

Me dirijo a mi asistente Antoine — Ya es tarde... a esta hora Salomé debe estar descansando, desde que esta embarazada se la pasa durmiendo.. leí que es normal, un síntoma más del embarazo.

— Lo entiendo perfectamente señor, pasé por lo mismo con la madre de mi hijo, es increíble lo que las mujeres pueden hacer.

— Oh, no sabía que tenías un hijo, creí que ya teníamos una relación más cercana, me doy cuenta de que no es así. — me divierte ver la cara de desasosiego de Antoine. Llevamos más de diez años trabajando juntos lado a lado, en el pasado me ha visto drogado, desnudo, enloquecido, furioso, Antoine siempre se a comportado con mucha formalidad y discreción, esa es la razón por la que aún lo conservo, pasar dando tiempo juntos me ha dejado ver que Antoine no se sorprende con nada, si quisiera podría asesinar a una fila de niños inocentes y Antoine no me va a juzgar. No somos amigos, sin embargo, Antoine es lo más cerca a un amigo que tengo.

— Lo lamento señor, no habíamos tenido la oportunidad de hablar... — Mi celular vibró interrumpiendo la conversación, leí el nombre del contacto repetidas veces, se trataba de Lucía, hacia años que no veía su nombre reflejado en mi celular; contesté sin detenerme a pensar un momento.

— ¿ Si?

— Estoy en el bar al que solíamos ir, por favor ven, te necesito. — y colgó.

Me quedé pasmado por unos segundos, ¿qué acaba de suceder? Es como si el tiempo no hubiese pasado y la vez sí, era extraño, recuerdos antiguos llegaban a mi mente uno tras otro.

— ¿Necesita algo más señor?

— No, no, me iré a casa, hemos terminado por hoy.

Esa era la idea, irme a casa, pero no lo hice, al subirme al auto, le pedí a mi chófer que me llevara a aquel bar en el que se encuentra Lucía. Estoy molesto conmigo mismo, a pesar de todo, Lucia puede chasquear los dedos cuando quiera y yo estare ahí como si no pudiera evitarlo.

Cuando llegue ahí, todo seguía igual, solo habían cambiado las luces clásicas por unas más modernas. entré sin problemas al bar, dentro, el olor fuerte a cigarro me tomó de golpe, es un bar especial, en donde los hombres y mujeres de alta sociedad van a satisfacer sus mayores deseos, Lucía y yo solíamos venir cada cierto tiempo para "salir de la rutina" amaba mi rutina, en cambio Lucía es de esas personas que se aburren un día y cambian toda la decoración de la casa, un día llegó mi hora, cuando se aburrió de mi me cambió por otro en definitivo.

La vi de espaldas, estaba en la barra, tiene el cabello recogido y su vestido tiene la espalda descubierta, mientras más me acercaba a ella más nervioso estaba.

Me cuestiono a mi mismo, ¿qué hago aquí? Debería estar con mi esposa, no aquí en un bar con mi ex.

— Hey.. — la salude primero dándole dos besos en ambas mejillas, ella reservó un asiento para mi, asi que estaba segura de que iba a venir. — ¿Que ha pasado? Esa llamada fue... extraña.

— ¿ Quieres algo de tomar?

— No. — Ella tomaba Gigi, su trago favorito, también ordenó lo mismo para mi a pesar de haberme negado.

The million dollar manWhere stories live. Discover now