Entrenador Beom ^_^ YeonGyu

008

ㅡ ¿He hecho algo mal, Yeonjun? ㅡ Dice finalmente, volviendo a la realidad.

ㅡ ¿Qué? ㅡ Frunce el ceño mientras levanta su mirada, finalmente el verde chocándose con el azul ㅡ Claro que no.

Verlo directamente a los ojos se siente como un huracán de emociones que explotan en caos, y Yeonjun está atemorizado.

ㅡ ¿Entonces? ㅡ Se muerde el labio sin apartar la mirada de aquellos ojos que tanto había extrañado ㅡ Hecho de menos verte llegando tarde con harina en el rostro.

ㅡ Oye, aquello solo ocurrió una vez. ㅡDice con falsa molestia.

ㅡ Si tú lo dices. ㅡ Beomgyu sonríe, y el caos desaparece para tornarse calma.

Y Yeonjun se da cuenta justo en aquel momento, que no puede huir eternamente. Así que suspira, y afronta aquello de lo que se había escondido por semanas.

ㅡ No debería haberte besado. ㅡ Dice con voz baja y una mueca en su rostro.

La sonrisa de Beomgyu desaparece, y cuando Yeonjun levanta la mirada para afrontar su reacción, casi puede ver un rastro de decepción en aquellos ojos azules.

ㅡ ¿No?
Yeonjun niega.

ㅡ No estuvo bien, lo siento ㅡ Frunce el ceño en cuanto las palabras abandonan su boca ㅡ Es decir, no digo que el beso estuviera mal, no es eso, no estoy diciendo que no me gustara ni nada parecido, ya sabes, ¿Sabes?

Beomgyu sonríe con cariño al verlo tropezar con sus propias palabras. Aquello era tan Choi Yeonjun, y lo había echado tanto de menos.

ㅡ No quería hacerte sentir incómodo. ㅡDice, intentándolo de nuevo y dejando salir un suspiro.

ㅡ Nunca lo hiciste. ㅡ Beomgyu aclara, encogiéndose de hombros.

ㅡ ¿No? ㅡ Yeonjun lo mira confundido, sintiendo el caos volviendo a explotar dentro de él.

ㅡ No, Yeonjun ㅡ Dice, con una sonrisa algo triste ㅡ Estuvo bien, de hecho.

Al escuchar aquellas palabras salir de los labios del pelinegro, Yeonjun ya no siente que lo que hay explotando dentro de él sea el caos absoluto. Ahora, quizás son fuegos artificiales en la noche del 4 de julio.

ㅡ ¿Sí? ㅡ Pregunta, con cierto brillo en sus ojos.

ㅡ Bueno, no quiero aumentar más tu ego porque creo recordar que hablábamos de lo narcisista que podías ser...

ㅡ Solo soy realista. ㅡ Le interrumpe con una pequeña sonrisa avergonzada.

ㅡ Si tú lo dices ㅡ Ambos sonríen, y Beomgyu quiere enmarcar la sonrisa de Yeonjun, porque era demasiado preciosa como para verla constantemente. Cree que podría llenar su pequeño apartamento con fotos de la sonrisa de Yeonjun.

ㅡ No tenías que esconderte de mí, todavía no he mordido a nadie. ㅡ Yeonjun rueda los ojos, pero sonríe.

Era reconfortante la forma en la que Beomgyu estaba llevando la situación, y Yeonjun desearía ser mejor al explicar sus sentimientos para hacerle entender que no huía exactamente de él.

ㅡ Tenía miedo de haberla cagado, suelo hacerlo mucho ㅡ Dice con una sonrisa un tanto triste ㅡ No quería afrontar una charla incómoda o que tu forma de verme cambiara, así que hice lo pensaba que era más fácil.

ㅡ No ha cambiado en lo absoluto ㅡasegura rápidamente, queriendo apartar aquellos pensamientos de la mente de Yeonjun ㅡ Sigo pensando que eres genial, y sigo esperando ansioso a que llegues a recoger a Minji unos minutos más tarde con cualquier excusa para que podamos hablar durante unos pocos minutos.

Las mejillas de Yeonjun enseguida se vuelven de color carmesí, y preparar el té deja de ser algo importante. Quiere quedarse ahí, en su cocina con el entrenador de su hija mientras le dice lo mucho que desea verlo y mantener conversaciones con él. Desea quedarse allí eternamente.

ㅡ Siento haber huido ㅡ susurra avergonzado, con sus mejillas aún ardiendo ㅡ No ha sido muy adulto de mi parte.

ㅡ Esta todo bien ㅡ Beomgyu dice, mirándolo con cariño. Queriendo acariciar su mejilla y abrazarlo durante toda la noche ㅡ Pero tan solo si me preparas otra vez aquellas galletas tan deliciosas.

ㅡ Hecho.

ㅡ Y Yeonjun.

ㅡ ¿Si?

ㅡ El beso, me gustó mucho, de verdad.

Yeonjun siente cómo todo su rostro arde, al igual que su pecho. Parece estar prendido en llamas, y un cosquilleo agradable recorre todo su cuerpo. Son los fuegos artificiales, son las mariposas que se transforman en dragones que prenden todo su interior en llamas.
Es Beomgyu, que le hace sentir todas aquellas cosas a las que le tiene tanto miedo.

ㅡ A mí también. ㅡ Susurra, y los ojos de Yeonjun brillan al escucharlo.

Y cuando va a abrir la boca para responder, la pequeña Minji entra en la cocina con la mayor sonrisa en su rostro.

ㅡ ¡Arriba, arriba por favor! ㅡ Pide, subiendo los brazos en alto para que su padre la tome en brazos.

Es exactamente lo que Yeonjun hace, tomarla en brazos y darle las gracias telepáticamente por interrumpir aquella pequeña burbuja que habían creado.

ㅡ ¿No estabas viendo tu película favorita, enana? ㅡ Le pregunta, dejando un pequeño beso en su mejilla.

ㅡ Sí, pero no podía concentrarme. ㅡ Dice con el ceño levemente fruncido.

ㅡ ¿Y eso porque?

ㅡ Quería saber si el entrenador Beom y tú volvían a ser amigos.

Beomgyu y Yeonjun se miran, y todo lo que el rizado puede hacer es morderse el labio en busca de una respuesta.

ㅡ Pues claro que sí, Minji. Te dije que no debías preocuparte. ㅡ Beomgyu responde por él, sonriente.

Los ojos verdes de Minji se iluminan en ilusión, mientras su mayor sonrisa se dibuja en sus labios y un solo hoyuelo aparece en su mejilla. Suelta un pequeño grito de emoción y alegría, mientras se lanza a los brazos de su entrenador. Quien, para ser honestos, parecía casi tan emocionado como ella.

Sin embargo, Yeonjun los mira mordiéndose el labio con tanta fuerza que casi puede sentir el sabor metálico de la sangre. Rostro inexpresivo mientras el agua para el té pasa a ser un segundo plano.

Minji no tenía que estar preocupada por su relación con Beomgyu, pero Yeonjun ciertamente lo estaba.

La forma en la que Minji se siente con Beomgyu es casi reconfortante, si no fuera por el hecho de que es su simple entrenador, si no fuera por el hecho de que el corazón de Yeonjun es caprichoso y quiere con fuerza en poco tiempo.

Si no fuera, porque Yeonjun siempre ha estado tan lleno de amor, que ahora le aterrorizaba dárselo a la persona equivocada. Que le pasará aquello que ya le había pasado más de una vez. Que todo el amor que tenía para dar, fuera rechazado y tachado de demasiado.

Mientras ve a su hija en los brazos de su entrenador mientras le explica porque Tiana y el sapo es su película favorita, Yeonjun sabe que está más jodido de lo que se imaginaba.

Y que esta vez, no habría forma posible de esconderse.