5. Colmillos.

Depuis le début
                                    

—Entonces tú eres más oloroso que yo si me estás intentando cubrir con tus feromonas.

—Bastardo.

—¿Siquiera tiene sentido? No creo que esté funcionando.

—Pues yo creo que está funcionando y soy quien tiene 200 de IQ, así que quédate quietecito y déjate impregnar, sino me crees, huélete.

Entonces Eiji se huele y se niega a darle una respuesta, así Ash aprecia que ha ganado la disputa, por ende, prosigue con su tarea silenciosamente.

Restriega su espalda contra la de Eiji, sus feromonas son más dominantes e imponentes, no requieren hacer mucho tiempo este ritual de impregnación por lo tanto, es extraño, Ash nunca le ha concedido el honor a nadie de ser bendecido por su aroma a pesar de que se lo han pedido incontables hombres en contexto de alcoba, las feromonas son algo íntimo, algo que se debe dar y dejar únicamente sobre quienes se consideran importantes, ¿por qué se las está dando a Eiji, entonces? Simple, para callarlo.

El bastardo no dejaba de quejarse sobre querer salir y bla, bla, bla, esto es lo menos nocivo para Ash.

—Estás ronroneando de nuevo. —Mentira y su lince interior lo delata—. ¿Te divierte tener que hacer esto?

—Sí, estoy teniendo el mejor día de mi vida. —El sarcasmo en su voz es venenoso—. Obviamente no tengo nada mejor que hacer ni más amigos con los que salir como para perder mi sábado así contigo.

—Voy a reconsiderarte de compañero de cuarto.

—Adelante. —Chasquea—. Estoy seguro de que muchos querrán a un conejo tozudo con fetiche por la comida apestosa.

—¡Así que de eso se trata! —Lo acusa golpeándolo con la espalda, dificultando su labor—. Venganza.

—No es venganza. —Rueda los ojos—. Si quisiera vengarme del natto te habría llevado a comer a un carrito de perros calientes o algo así. —Una idea maliciosa se cruza por su mente—. De hecho, quiero que vayamos a comer ahí luego de que termines de pasear.

—Entonces pasearé hasta que cierren todos los puestos de comida.

—Es Nueva York, si quieres un hot dog a las cuatro de la mañana lo encontrarás. —Se mofa aludiendo a la brecha cultural—. Es un trato justo.

—¿Cómo puede ser justo? Tú me estás dejando tu peste encima.

—Cómo si tú olieras a rosas.

—Es decir. —Eiji se encoge—. Debe gustarte mi aroma o algo si te quedaste dormido arriba mío ¿no?

—¿L-Lo recuerdas?

—Tal vez.

—Cállate, eres tan infantil.

Ash se atraganta con su propia saliva sin poderse defender ya que tiene razón, ¡bien!, ¿desde cuándo es un crimen que le gusten las feromonas de un omega? Si bien, no le había ocurrido antes por todos los estímulos traumáticos que tenía asociados Eiji sin entenderlo a arrullado la maraña de cicatrices que posee enredada al corazón, está tensa, repleta de nudos y a veces se siente tan afilada que logra sentir cómo le cercena el pecho capa por capa hasta que no quede nada más que un vacío sangriento y sus arrepentimientos no dichos, Eiji de una u otra manera empezó a desenredar esos nudos, asume que las feromonas son el ejemplo perfecto, las ha resignificado.

Pero ¿por qué Eiji tiene tanto poder? Ash ha tenido personas significativas a lo largo de su vida y aun así esta es la primera vez que le pasa.

Es totalmente irracional, ¿por qué le importa tanto este conejo? Pues Eiji es su amigo real, no porque sus otras amistades valgan menos, pero él siempre les esconde una parte de sí mismo, que el japonés se haya quedado inclusive habiendo conocido lo más pútrido, feo, roto y sucio, Ash no puede creerlo.

Taming the lynx [Omegacember 2023].Où les histoires vivent. Découvrez maintenant