CAPÍTULO V. Límites.

1.8K 216 71
                                    

Louis no estaba preparado para continuar con los ensayos desde que el día anterior ocurrió... algo. Nunca le había sucedido, y tampoco supo cómo solucionarlo. Sin embargo, su consciencia le decía que no era normal que eso pasase en sus pantalones.

No era alguien estúpido.

Durante su adolescencia, sus padres le explicaron alguna vez lo que ocurría entre un hombre y una mujer que se amaban. Louis no era alguien inocente, sabía el proceso que se debía llevar a cabo para que los bebés llegasen al mundo. Por dios, tenía veintitrés años, sería ridículo si no lo supiese.

Pero... ¿por qué su cuerpo reaccionó así al recordar como las manos de Harry tocaron su cuerpo? Eran dos hombres, era imposible el hecho de haber tenido una erección pensando en alguien que no fuese una mujer.

Lo meditó mucho, durante toda la noche para ser exactos. Y Louis llegó a una conclusión: su cuerpo se calentó de aquella manera porque nunca nadie le había tocado así antes. Jamás experimentó la sensualidad de unas manos, así que no importaba que Harry fuese hombre y hubiese sido vil con él. A Louis le sucedió aquello porque era algo nuevo que le pilló por sorpresa.

No había de que preocuparse.

Se convenció una última vez de ello antes de adentrarse al circo, donde hizo contacto visual con Harry casi de inmediato. Este estaba sentado en el suelo del gran escenario, estirando su cuerpo mientras lucía su torso al desnudo.

—Buenos días —saludó Louis, agachando su mirada.

La punta de sus pies fue realmente interesante de ver hasta que tuvo que descalzarse, entonces miró sus cortos dedos. El silencio estaba siendo demasiado incomodo, tensando su cuerpo como si tuviese un par de rocas colgando de sus estrechos hombros.

—Continuaremos desde donde lo dejaste ayer —dijo Harry.

—¿Por qué lo dices en singular?

—Te marchaste cuando quedaban diez minutos de ensayo —contestó sin más, como si no le diese importancia—. Espero que tengas en cuenta que esta vez no fue mi culpa.

—Lo sé —asintió, subiendo las escaleras del escenario.

Harry se alzó del suelo, crujiendo su espalda.

—Después del último paso donde te tengo brazos, hay que ir a las telas. —Se acercó a ellas, teniéndole una—. La cosa es ir girando alrededor de una luna gigantesca que Niall quiere colgar del techo.

—Vale.

Louis vio como Harry escalaba la tela con facilidad, quedando a una altura bastante considerable. Hacía muchos años que no debía subir tan alto, viéndose intimidado.

—¿Qué mierda haces? —Gruñó Harry, agachando la cabeza—. Sube, no me hagas perder el tiempo.

—Es que...

—¡Que subas!

Ante el grito del hombre, Louis enredó sus manos y pies en la tela, escalándola poco a poco. Su corazón estaba desbocado, y si no cerraba la boca, sentía que este se saldría en cualquier momento. Nunca se le olvidó como escalar una tela, llevándolo en las venas desde que tuvo una edad muy corta. Sin embargo, lo percibía como si fuese algo nuevo.

Si agachaba la cabeza, calculaba que estaban a unos diez metros del suelo. Era un poco intimidante.

—Mírame a mí, no al suelo —exigió Harry.

—Hace años que no me subo tan alto, dame unos segundos.

—No.

Tomándole por sorpresa, una de las manos de Harry sostuvo su tela y la agitó lo suficiente hasta que comenzó a balancearse. Louis cerró los ojos con fuerza, y volvió a plantearse abandonar el mundo del circo. No quería admitirlo, pero había perdido su chispa. Louis ya no era la estrella de La Carpa Dorada. Louis ya no era la estrella de nada.

JARANAHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin