𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝙸𝙸

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La luz es cegadora y el sonido ensordecedor. Cuando el panorama se aclara, está allí de nuevo. Es la pista de despegue del Centro de Entrenamientos, es el momento exacto dónde el mentor se despide por última vez de su tributo.

Donde Sewer se despide por última vez de su hermana.

La última vez que la abraza.

— Haré lo que haga falta. Cualquier cosa. Te sacaremos de ahí, ¿entiendes? —gimotea sobre el hombro de su hermana, mientras que ella asiente sorbiendo su nariz. Las dos lloran, y son conscientes de que a ella se le hará extremadamente difícil la tarea que promete— Lo vamos a conseguir. Ganar está en nuestras venas —intenta bromear, intenta reír.

Faye, ahora mirándola a los ojos hinchados, asiente nuevamente.

— Solo tengo que ser inteligente —dice.

— Astuta. Rápida. No confíes en nadie, pero...

— ''pero no seas cruel con ninguno'' —completó la oración.

— Amóldate a nuestro plan, a nuestras estrategias ¿entiendes?

— Mientras pueda mantenerlo.

— Hazlo y vuelve a casa —ordenó la hermana mayor, su mentora, apuntándola con un dedo. Faye se lo apretó, tirando de éste para atraparla entre sus brazos una vez más.

Los Agentes de la Paz dan la orden. Es el momento, los tributos deben subir al aerodeslizador. No hay retorno... no hay...

— ¿Quieren que veamos los resúmenes de las cosechas? —pregunta Effie, la escolta del distrito 12, después de cenar.

Todo el grupo está de acuerdo. Ya era momento de ponerle cara a la competencia. Esperan a Peeta, que vuelve al sillón con una libreta y una lapicera para tomar nota sobre ellos. Solo cincuenta y nueve de los setenta y cinco vencedores de los Juegos de Hambre seguían con vida. De estos, después del vasallaje, quedarían solo treinta y ocho. Y Katniss juraba que uno de esos sería Peeta.

Haymitch se paró frente a la televisión para guiarlos con cada uno. Él los conocía hacía años, e incluso era amigo de alguno de ellos. La pantalla se enciende con el emblema del Distrito 1 en el centro de un fondo negro. Los tributos son un par de hermanos, muy guapos, Gloss y Cashmere, hombre y mujer, Haymitch señala que ganaron los juegos en años consecutivos, y que, además de ser parte de los profesionales, la gente del Capitolio los ama. O sea, tendrán muchos patrocinadores.

El siguiente video es del Distrito 2, sus tributos son Brutus y Enobaria; él es un hombre que debe tener unos cuarenta y tantos años, pero que aparenta cierta emoción por volver a la arena; ella lucía aterradora, y ni siquiera se habían fijado en sus puntiagudos dientes de tiburón, limados así en honor a haber ganado sus juegos al arrancarle la garganta al otro tributo con éstos.

Los tributos del Distrito 3 son Wires y Beete, Haymitch les aseguró que no eran peleadores, pero sí muy inteligentes -y extremadamente raros en equilibrio-, su fuerte era la tecnología. Wires ganó sus juegos al electrocutar a seis tributos a la vez.

Cuando la pantalla pasa a la cosecha del Distrito 4, Katniss reconoce rápidamente al chico de cabello bronce.

— Finnick Odair, ¿verdad?

Haymitch asiente.

— Sí. Ganó sus juegos a la edad de catorce años. Es el más joven de la historia. Muy humilde.

— Sí. Seguro.

Haymitch asiente con una mueca ante el tono irónico de Katniss, y agrega:

— Es un total engreído. Pero el consentido del Capitolio. Lo adoran; es encantador, inteligente y muy hábil en combate. En especial si es agua.

— ¿Y sus debilidades? —pregunta Peeta.

— Una —le responde y señala la pantalla— Mags.

La tributo voluntaria del Distrito 4.

— Se ofreció en lugar de Annie —les comenta—. Mags fue mentora de Finnick, prácticamente lo crio. Si él intenta protegerla, podría ponerlo en peligro.

— Él debería saber que no tiene oportunidades de sobrevivir. No creo que vaya a protegerla.

— Bueno, Katniss, yo solo espero que cuando muera, sea rápido. Porque... porque ella es una mujer muy hermosa.

No necesitaban decir nada más. Entonces, pasan al Distrito 5. Al igual que en el 4, primero escogen al tributo masculino. James, un hombre no tan mayor, pero demacrado. Haymitch comenta que tiene inclinaciones hacia la bebida y otro tipo de analgésicos.

— Porter Millicent Tripp —dice la escolta, y mira las vencedoras femeninas del distrito.

La mujer que ponen en el primer plano de la pantalla está aferrada a la mano de la otra vencedora, a una versión más joven de sí misma. Haymitch, melancólico, toma aire y lo suelta. Peeta y Katniss cruzan sus miradas, seguros de que eran más que solo conocidos. Antes de que Porter se pusiera de pie, la otra chica pasa su brazo como barrera por delante de su pecho, siendo más rápida al pararse y decir:

— Me ofrezco como tributo.

Porter pega un alarido escalofriante, y no la deja acercarse al atril. Del otro lado, otro de los vencedores, también llora. Haymitch carraspea, pasándose la mano por los labios.

— Esa es Sewer. La mujer, su padre. Él, su padre. Asimismo, el año pasado fue mentora de su hermana...

— La Comadreja —murmura Peeta, y Haymitch asiente.

Katniss se da cuenta que sí. Que era la figura viva, y más triste, de aquella chica. Madre e hijas, tal cual a las otras. Idénticas.

— La suerte sí que no está de la parte de su familia. Y conociendo a Porter y Levi, es una lástima. Son personas buenísimas, a pesar de todo. Sewer, por su parte, es la astuta. Recordada por envenenar a los dieciocho tributos que sobrevivieron al baño de sangre. Quizás no recuerdan sus juegos porque duraron unas 72 horas, luego de que Sewer encontrara el Arsénico.

>> Primero hizo explotar a 4 de los profesionales, y si no recuerdo mal también a al dúo del distrito 12. A los que sobrevivieron al baño de sangre, y a las explosiones, los intoxicó dejando agua y comida cerca de las fogatas y campamentos que otros tributos dejaban. Fue cuestión de horas para que todo surgiera efecto.

>> No se dejen engañar por ese par de ojo de gacela.

— ¿Horas, dices? —preguntó Peeta, como si aún no pudiera creerlo.

— No te imaginas. La gente del Capitolio, y me refiero tanto al público como a los patrocinadores, nunca estuvieron contentos con eso. Sewer les arruinó un año entero de preparativos, muchas cosas se vinieron abajo, perdieron plata. Y, ahí, su primera debilidad: no es nada popular. La segunda, es una inútil.

Effie, Katniss y Peeta arrugaron sus cejas.

— No sabe pelear. Para nada. Será fácil de acabar, a menos que la arena sea un volcán, otra vez, y encuentre el arsénico.

Haymitch hizo una mueca pensativa.

— Me retracto. No es tan inútil, mejor no confíen en anda. No coman ni beban o toquen nada de lo que les ofrezca. Por si acaso.

Ven el resto de la cosecha, su nombre real parece ser Fawn Forrest, que, al pararse junto a su escolta y compañero, muestra con demasiada sutileza tres de sus dedos. Katniss reconoce fácilmente el gesto. No dice nada, simplemente mira fijo a la cámara, sin pestañear sin moverse, casi no parece respirar.

Está furiosa.

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⏰ Last updated: Dec 04, 2023 ⏰

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