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—Si te atreves a publicar una sola noticia sobre esto, date por muerta.— La amenaza Cameron.

—Tranquilo, ya lo intenté y por eso me despidieron de la revista.— nos reprocha.

—Es tu culpa por andar metiéndote donde nadie te llama.— replica él.

—No es ser metiche, este es mi trabajo, solo que al mencionar el apellido O'Brien todos se pusieron en mi contra.

—Debiste haberte metido con alguien más.— Espeta Cameron.

—¿Lo dices tú? Que le quitaste la mujer a tu hermano, qué asco me dan los dos, son unos enfermos.

—No hables de lo que no sabes.— declaro con la poca paciencia que me queda.

—Ustedes van a pagar caro esto, puede que la revista no me deje publicar nada, pero tengo un canal personal con muchísimos seguidores, mañana esta noticia estará circulando por todo el país. Que todo el mundo sepa la clase de familia que tiene el futuro presidente.

Se levanta y se marcha rápidamente.

—¿Tú ya lo sabías?— me pregunta Cameron.

—Recién me enteré ayer.

—¿Y no me preguntarás sobre cómo sucedió todo?

—¿Acaso me lo dirás? Cameron siempre me ocultas las cosas, no puedo confiar en lo que me digas por qué ya no sé si es falso o cierto.

—Lo hacía para protegerte.

—Entiende que no necesito que me protejas, necesito saber todo sobre mi pasado.

—Hablaremos más tarde, ahora debo irme.— me dice poniéndose de pie con afán.— Vamos Ralph.

Se largan casi corriendo, está claro que iban a ocuparse de Eugenia.

—¿Qué crees que le hagan?— me pregunta Mara.

—Creo que la van a amenazar y la verdad se lo merece, esa chica me odia y yo no le he hecho nada.

—No es tu culpa, es amiga de Nancy, está claro que ese es el motivo de su odio.

—Mejor vámonos a casa porque aquí ya no pintamos nada.

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Llegamos a casa y mientras yo tomo una ducha mi amiga me prepara la cena, ella cocinaba delicioso, me había acostumbrado ya a que siempre hiciera este tipo de cosas, pues las hace mucho mejor que yo.

Salgo del baño mucho más relajada, el agua se ha llevado todos mis problemas y preocupaciones, de momento. Ahora solo quiero que todo se detenga, necesito descansar de tanto caos.

Escucho el timbre sonar, debe ser Cameron, creo que por hoy también dejaré las indiferencias con él de lado y dormiré abrazada a su pecho toda la noche.
Necesitaba de su calidez y sus mimos.

—¡Sule!— grita mi amiga desde el salón.— Tenemos visitas.

—Dile a Cam que entre, estoy en mi habitación.— le respondo alzando la voz.

—No es él, creo que deberías venir.

Me había colocado un pequeño babydoll de color negro para seducir a Cameron, colocó un camisón de seda del mismo color y salgo a mi salón tranquilamente.

Tranquilidad que cae al suelo cuando veo las dos personas que estaban sentadas en mi sofá.

—Úrsula, querida.-Habla Nancy con su molesta voz y a su lado un hombre de unos 60 años y una expresión imperturbable, me miraba con curiosidad.— El señor aquí a mi lado es Cárter Harrison, mi padre y hemos venido a hablar contigo un par de cosas.

Hasta que recuerdes mis besos.Where stories live. Discover now